Buenos Aires Herald
13 de septiembre de 1975.
UN HEROE ENTRE LOS AVESTRUCES
Por Esteban Lorca
Arriba, en las calles, la gente anda ocupada con su rutina diaria. Abajo, en una llamada “cárcel del pueblo”, alguien canta el himno nacional y, luego, su vecino de cautiverio no oye más de él.
Cualquiera que haya leído “Cárcel del Pueblo”, el equilibrado y bien escrito relato hecho por el ex embajador británico en el Uruguay, Geoffrey Jackson, describiendo su vida como cautivo de los Tupamaros, fácilmente podrá imaginar el desahucio moral y físico que el Coronel Argentino del Valle Larrabure experimentó en el último año de su vida. Pero nadie podría realmente concebir las emociones y la soledad que este verdadero héroe debe haber sentido cuando cantó las más sagradas de las palabras Argentinas, “Oíd Mortales el Grito Sagrado, Libertad, Libertad, Libertad”, dándoles a sus carceleros una última bofetada en la cara.
Entretanto, ¿qué ocurría y sigue ocurriendo en la superficie?
El ciudadano promedio sigue rigiéndose por el principio del “no te metás”. Oye hablar de repulsivos crímenes tal como el cometido contra el Coronel Larrabure, pero simplemente dice “Qué barbaridad!” y un minuto después se olvidó de todo el asunto. Después de todo, mientras él no esté personalmente envuelto, ó no le afecta en forma directa (ó por lo menos eso es lo que piensa), deja que la tierra siga girando sobre su eje. Si la persona afectada es un miembro de las Fuerzas Armadas ó de la Policía, bueno, “sabía que los riesgos que asumía cuando eligió la profesión”. Si es un empresario, bueno, “esas son las chances que tomó cuando decidió ganar mucho dinero”. Si es un político, bueno, “¿quién le dijo que se metiera?”. Y así sigue y sigue.
Podemos generar una palabra para describir esa actitud tan ampliamente: “Avestrucismo”. La política del “avestruz” es una forma popular de describir a aquellos que entierran sus cabezas en la arena, creyendo que de esta manera no serán vistos.
Pero el avestruz, como todos deberíamos saber, está equivocado. Lo ven igual, y la realidad prontamente asomará, ya sea a través de boleadoras, un palo, una bala ó una bomba, ó simplemente siendo apresado.
En estos duros tiempos, en este período de la historia podrá llegar a juzgar como uno de los más difíciles en la vida de la República Argentina, es esencial que nos sacudamos de encima el “avestrucismo” que cubre la mayoría de la población de este hermoso país. Esto se podría hacer metiéndoles a todos en la cabeza, por todos los medios honestos disponibles, que en última instancia los crímenes y la destrucción prevaleciente afectará la vida de todos, y que la actitud de “no meterse” es, en la instancia final, suicida.
Entretanto, en un país tan inclinado a cambiar los nombres de sus calles, me permito sugerir que existe un verdadero héroe quien bien podría ser honrado como símbolo de todos aquellos que dieron sus vidas “porque se metieron”: Coronel Argentino del Valle Larrabure.
Te pregunto...¿por què no?...Comentado y publicado por Miguel...
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