...EN RECUERDO DEL TENIENTE GENERAL JUAN CARLOS SANCHEZ
“OPERACIÓN SONIA SEGUNDA”
Corrían los primeros días de abril, de ese mediodía de otoño, en la tranquila estancia San Pedro. Desde su casco por los amplios ventanales se filtraba un sol aún calido y brillante junto con el sonido ya tenue de los insectos y cigarras que a veces persisten terminada la estación de verano . Cada tanto la modorra que provocaban se sacudía con un sorpresivo graznido, casi gutural proveniente de los árboles del amplio parque. Éste era producido por alguno de los más de cien pavos reales que poblaban los alrededores.
En medio de esta calma se encontraba Carlos Alberto Roca, administrador de la estancia y casado con Maria Cristina Bustos Morón Campos de Roca.
Su madre, Cristina Campos Urquiza de Bustos Morón, hija del general Campos y a su vez la única nieta viva del general Justo José de Urquiza, de quién heredaran estas tierras pródigas, era la propietaria. Roca se encontraba solo con el personal atendiendo las diarias y múltiples labores rurales. En ese momento, se disponía a almorzar en el amplio comedor diario que acompañaba el magnífico estilo tudor de toda la mansión.
Recién sentado a la mesa observó por los ventanales que daban directo a la entrada de la estancia, como ingresaba un automóvil. Éste se detuvo frente a las puertas del casco. Del mismo descendieron dos hombres con uniformes del ejército.
Roca se levantó franqueándoles la entrada, ambos militares le dieron la mano y se presentaron al dueño de casa. Quién manejaba era el coronel Jorge Martínez, jefe de la escuela de Ingenieros con asiento en Concepción del Uruguay, que contaba con más de mil efectivos bajo su mando . Martínez había sido designado en Entre Ríos para escoltar al general de división Juan Carlos Sanchez, quién era el militar que lo acompañaba en el automóvil.
Sanchez en ese entonces estaba a cargo del segundo cuerpo de ejército, con asiento en Rosario y de gran prestigio. Se hallaba por esos días realizando una inspección de las unidades bajo su comando. Roca les comentó que se disponía a almorzar, invitándolos a acompañarlo.
Entraron al importante comedor diario y el propietario se dirigió al mucamo, diciéndole:
-Alfredo ponga dos asientos más para los señores.
Mientras almorzaban mantuvieron una charla amena sobre cuestiones generales y en particular Roca le respondió al general Sanchez sobre algunas inquietudes que éste tenía respecto a ciertas labores rurales. Martínez que ya conocía al administrador y dueño, le comentó que había sido designado por los altos mandos para llevar al general a visitar algunas estancias representativas de la zona y que ese era el motivo de la visita.
Luego del almuerzo donde no faltó un excelente puchero acompañado de una botella de fino vino tinto de la amplia bodega del establecimiento, la charla se extendió al parque, que el general quiso recorrer por lo pintoresco, prestando especial atención a algunas especies de árboles de origen europeo, a las que Roca identificó por sus características con notable conocimiento.
Una vez concluida la visita y antes de retirarse, Roca le preguntó a Sanchez :
¿Dígame general como alguien de su rango e importancia dentro del ejército, anda así nomás, sin una buena custodia ?
Entre otras cosas se comentaba que Sanchez podía eventualmente ser candidato a asumir como presidente por sus antecedentes su aplomo y carácter firme. Además debido a su temple y jerarquía , el gobierno nacional por ese entonces se apoyaba mucho en sus decisiones.
Hacia unos meses había reunido a las fuerzas vivas y a los medios de comunicación de Rosario, pues merced a su gran convicción y personalidad tenia una amplia convocatoria. Su objetivo era alertarlos e informarlos detalladamente del intenso accionar subversivo y advertir a la sociedad sobre su real peligrosidad, que consistía en definitiva en la toma del poder de la Nación por las armas.
La importancia que representaba el Segundo Cuerpo de Ejército lo convertía en la columna vertebral del mismo, sus guarniciones se extendían por casi medio país.
El general sonrió mientras extraía algo del auto y le comentó a Roca:
Si, mire lo que tengo, “ éste trabuco ” me basta y sobra y le exhibió una pistola de metal reluciente, diciéndole ésta la compré en un remate de los bienes de Perón, a quién perteneciera.
Luego de unos breves saludos de despedida y agradecimiento por la hospitalidad recibida, ambos militares se retiraron.
A los dos o tres días, Roca que seguía en el campo, se enteró hacia la noche por una emisora de radio, de los titulares de los diarios de aquel 11 de abril de 1972, que anunciaban el cruel y alevoso asesinato del general Juan Carlos Sanchez , ocurrido durante la mañana del día 10 de abril, a pocas cuadras de su casa, cuando se dirigía junto a su chofer, como lo hacía todos los días hacia su comando.
Éste insigne militar, condecorado y prestigioso, de indudable carisma y valor, supo honrar su uniforme en el momento de ser ajusticiado, casi en soledad, por un enemigo muy superior en cantidad y que lo embosco arteramente.
Éstas bandas asesinas estaban compuestas por elementos del E.R.P y las F.A.R, poco tiempo después se les unió en su accionar también MONTONEROS.
El asesinato del general Sanchez, se denominó operación “ Sonia Segunda ”, como gustaban llamar éstos izquierdistas en lenguaje parecido al militar a sus vulgares crímenes y asesinatos, no exentos de gran crueldad, pues también morían en ellos civiles inocentes.
El General Sanchez dejó entre sus deudos más cercanos a su señora doña Olga Del Valle Herrera y sus tres hijos. Fue ascendido post mortem a Teniente General y en su honor el prestigioso segundo cuerpo de ejercito lleva el nombre de Teniente General Sanchez
En éste atentado murió también la señora Dora E. Cucco de Araya, era civil y fue abatida por la munición de FAL disparada en cantidad y al azar por los guerrilleros comunistas. Un crimen más, tan injusto como inexplicable.
TOMÁS AMADEO
“OPERACIÓN SONIA SEGUNDA”
Corrían los primeros días de abril, de ese mediodía de otoño, en la tranquila estancia San Pedro. Desde su casco por los amplios ventanales se filtraba un sol aún calido y brillante junto con el sonido ya tenue de los insectos y cigarras que a veces persisten terminada la estación de verano . Cada tanto la modorra que provocaban se sacudía con un sorpresivo graznido, casi gutural proveniente de los árboles del amplio parque. Éste era producido por alguno de los más de cien pavos reales que poblaban los alrededores.
En medio de esta calma se encontraba Carlos Alberto Roca, administrador de la estancia y casado con Maria Cristina Bustos Morón Campos de Roca.
Su madre, Cristina Campos Urquiza de Bustos Morón, hija del general Campos y a su vez la única nieta viva del general Justo José de Urquiza, de quién heredaran estas tierras pródigas, era la propietaria. Roca se encontraba solo con el personal atendiendo las diarias y múltiples labores rurales. En ese momento, se disponía a almorzar en el amplio comedor diario que acompañaba el magnífico estilo tudor de toda la mansión.
Recién sentado a la mesa observó por los ventanales que daban directo a la entrada de la estancia, como ingresaba un automóvil. Éste se detuvo frente a las puertas del casco. Del mismo descendieron dos hombres con uniformes del ejército.
Roca se levantó franqueándoles la entrada, ambos militares le dieron la mano y se presentaron al dueño de casa. Quién manejaba era el coronel Jorge Martínez, jefe de la escuela de Ingenieros con asiento en Concepción del Uruguay, que contaba con más de mil efectivos bajo su mando . Martínez había sido designado en Entre Ríos para escoltar al general de división Juan Carlos Sanchez, quién era el militar que lo acompañaba en el automóvil.
Sanchez en ese entonces estaba a cargo del segundo cuerpo de ejército, con asiento en Rosario y de gran prestigio. Se hallaba por esos días realizando una inspección de las unidades bajo su comando. Roca les comentó que se disponía a almorzar, invitándolos a acompañarlo.
Entraron al importante comedor diario y el propietario se dirigió al mucamo, diciéndole:
-Alfredo ponga dos asientos más para los señores.
Mientras almorzaban mantuvieron una charla amena sobre cuestiones generales y en particular Roca le respondió al general Sanchez sobre algunas inquietudes que éste tenía respecto a ciertas labores rurales. Martínez que ya conocía al administrador y dueño, le comentó que había sido designado por los altos mandos para llevar al general a visitar algunas estancias representativas de la zona y que ese era el motivo de la visita.
Luego del almuerzo donde no faltó un excelente puchero acompañado de una botella de fino vino tinto de la amplia bodega del establecimiento, la charla se extendió al parque, que el general quiso recorrer por lo pintoresco, prestando especial atención a algunas especies de árboles de origen europeo, a las que Roca identificó por sus características con notable conocimiento.
Una vez concluida la visita y antes de retirarse, Roca le preguntó a Sanchez :
¿Dígame general como alguien de su rango e importancia dentro del ejército, anda así nomás, sin una buena custodia ?
Entre otras cosas se comentaba que Sanchez podía eventualmente ser candidato a asumir como presidente por sus antecedentes su aplomo y carácter firme. Además debido a su temple y jerarquía , el gobierno nacional por ese entonces se apoyaba mucho en sus decisiones.
Hacia unos meses había reunido a las fuerzas vivas y a los medios de comunicación de Rosario, pues merced a su gran convicción y personalidad tenia una amplia convocatoria. Su objetivo era alertarlos e informarlos detalladamente del intenso accionar subversivo y advertir a la sociedad sobre su real peligrosidad, que consistía en definitiva en la toma del poder de la Nación por las armas.
La importancia que representaba el Segundo Cuerpo de Ejército lo convertía en la columna vertebral del mismo, sus guarniciones se extendían por casi medio país.
El general sonrió mientras extraía algo del auto y le comentó a Roca:
Si, mire lo que tengo, “ éste trabuco ” me basta y sobra y le exhibió una pistola de metal reluciente, diciéndole ésta la compré en un remate de los bienes de Perón, a quién perteneciera.
Luego de unos breves saludos de despedida y agradecimiento por la hospitalidad recibida, ambos militares se retiraron.
A los dos o tres días, Roca que seguía en el campo, se enteró hacia la noche por una emisora de radio, de los titulares de los diarios de aquel 11 de abril de 1972, que anunciaban el cruel y alevoso asesinato del general Juan Carlos Sanchez , ocurrido durante la mañana del día 10 de abril, a pocas cuadras de su casa, cuando se dirigía junto a su chofer, como lo hacía todos los días hacia su comando.
Éste insigne militar, condecorado y prestigioso, de indudable carisma y valor, supo honrar su uniforme en el momento de ser ajusticiado, casi en soledad, por un enemigo muy superior en cantidad y que lo embosco arteramente.
Éstas bandas asesinas estaban compuestas por elementos del E.R.P y las F.A.R, poco tiempo después se les unió en su accionar también MONTONEROS.
El asesinato del general Sanchez, se denominó operación “ Sonia Segunda ”, como gustaban llamar éstos izquierdistas en lenguaje parecido al militar a sus vulgares crímenes y asesinatos, no exentos de gran crueldad, pues también morían en ellos civiles inocentes.
El General Sanchez dejó entre sus deudos más cercanos a su señora doña Olga Del Valle Herrera y sus tres hijos. Fue ascendido post mortem a Teniente General y en su honor el prestigioso segundo cuerpo de ejercito lleva el nombre de Teniente General Sanchez
En éste atentado murió también la señora Dora E. Cucco de Araya, era civil y fue abatida por la munición de FAL disparada en cantidad y al azar por los guerrilleros comunistas. Un crimen más, tan injusto como inexplicable.
TOMÁS AMADEO
Sucediò un 10 de abril de 1972, antes de 1976, entenderàs que los llamados " jovenes idealistas ya mataban gente mucho antes que el golpe de estado de 1976" con el que pretende justificar sus sangrientos crìmenes...¿ lo sabias?...Comentado y publicado por Miguel...
No hay comentarios:
Publicar un comentario