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lunes, 22 de agosto de 2011

"EL SILENCIO ES LA VOZ DE LOS PUEBLOS SOMETIDOS"...Ellos, los sin justicia , los asesinados por el terrorismo, piden tu grito de ibertad...miguel...

Cuando el silencio es el peor negocio

Ya tienen a mis hijos y a mis nietos, a quienes les han conquistado el cerebro. Tienen mi calle y mi vereda, entregada a sus amigos, los delincuentes...
22 de Agosto de 2011
Ya tienen a mis hijos y a mis nietos, a quienes les han conquistado el cerebro. Tienen mi calle y mi vereda, entregada a sus amigos, los delincuentes.
Tienen mi libertad encadenada al temor permanente de ser secuestrado, asaltado o asesinado.
Primero pusieron bombas; mataron y secuestraron a policías... Pero no dije nada, porque no era policía ni militar.
Después, asesinaron a gremialistas, empresarios y ejecutivos. Pero no dije nada, porque yo no estaba entre ellos.
Luego, masacraron soldados de dieciocho años que cumplían el servicio militar. Pero no dije nada, pues no eran ni mis hijos, ni mis nietos.
Más tarde, negociaron su libertad a cambio de delatar a compañeros de armas, y pasaron buenos años en países del Primer Mundo que tanto denostaban. Pero yo no dije nada, porque -por fin- nos dejaban tranquilos.
Se presentaron, tiempo después, a cobrar altísimas indemnizaciones y yo no dije nada, porque era más caro arriesgar una opinión...
Luego, escribieron una historia de inocentes catequistas y estudiantes masacrados por las fuerzas de seguridad; se la contaron a nuestros hijos y yo no dije nada, porque había que mirar "para adelante".
Después, reclamaron la nulidad de los indultos, de la Ley de Punto Final y la de Obediencia Debida, para poder juzgar a quienes -cumpliendo órdenes- frustraron su intento de instaurar una dictadura totalitaria marxista. Yo no dije nada, porque no era soldado, ni policía, ni cumplía órdenes en un sistema jerárquico.
Más tarde, hicieron tabla rasa con las garantías constitucionales al debido proceso, la prescripción de la pena, la ley penal más benigna, el principio de legalidad y los derechos adquiridos promulgados y avalados mediantes resoluciones presidenciales, legislativas y judiciales. Nuevamente, yo no dije nada porque, de esta manera, continuarían contratándome para cantar en plazas, municipios y embajadas.
Luego, reclamaron que los delitos de lesa humanidad sirvan solo para los militares (nunca ser aplicables a los terroristas); no dije nada, porque estaba en tratativas para que protegieran mi industria.
Acto seguido, agregaron en los listados de desaparecidos a sus propias víctimas, a criminales muertos en combate, que atacaban cuarteles en plena democracia. Les dedicaron monumentos; yo no dije nada, porque estaba haciendo buen dinero y no convenía llamar la atención de la AFIP...
Después pidieron indemnizaciones para los que fueron al exilio; no dije nada, porque tengo un feed lot y los subsidios me venían muy bien...
Exigieron luego que la prensa contara una sola parte de la historia, tildando de "genocidas" a aquellos que pretendían contar la otra porción del relato; yo no dije nada porque, si así lo hacía, perdería mi pauta de publicidad oficial.
Finalmente, me obligaron a falsear los datos del INDEC, del crecimiento, de la pobreza, de la Educación... Como antes, opté por no decir nada, para que la partida llegue a mi Municipio.
Ahora vienen por mí. Qué suerte que no puedan llevarse nada.
Porque tienen a mis hijos y a mis nietos, a quienes les han conquistado el cerebro. Tienen mi calle y mi vereda entregada a sus amigos los delincuentes. Tienen mi libertad encadenada al temor a ser secuestrado, asaltado, asesinado. Tienen mi propiedad, simple comodato oneroso a cuenta del usufructo de mi esfuerzo.
Tienen mi pasado (del que me está vedado hablar por miedo). Tienen mi presente (del que soy cómplice necesario). Tienen mi futuro (que he hipotecado a cuenta de mi cobardía).
EL SILENCIO ES EL PEOR NEGOCIO.
Familiares de soldados formoseños asesinados por los Montoneros
El 5 de octubre de1975 -durante el gobierno democrático de Isabel Perón-, un grupo de guerrileros "Montoneros" (muchos de ellos integrantes actuales del Gobierno Nacional) atacó el Regimiento 29 de Infantería de Monte en Formosa, acribillando a soldados de dieciocho años de edad que cumplían el servicio militar obligatorio mientras dormían la siesta, tomaban mate o se estaban bañando. A pesar de ello, los soldados sobrevivientes que pudieron reaccionar a tiempo y tomar sus armas, no se entregaron y, al grito heroico de "¡Aquí no se rinde nadie, mierda!" lograron poner en fuga a los genocidas, ocasionándoles varias bajas.
El gobierno kirchnerista indemnizó con USD 600.000 (dólares estadounidenses) a los familiares de cada guerrillero genocida muerto o herido por los soldados en su defensa del cuartel. El nombre de los terroristas figura en el Nunca Más, el Museo de la Memoria e innumerables monumentos.
Los detalles de esta masacre pueden leerse en el libro Operación Primicia, del periodista de investigación Ceferino Reato.
Familiares de argentinos asesinados por Montoneros
Familiares de argentinos asesinados por Montoneros

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