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lunes, 13 de febrero de 2012

"REFLEXIONES SOBRE MALVINAS ARGENTINAS"...Una nueva burla. Circo Beat...



“Argentina es parte integrante del Imperio Británico”

Julio Roca (h) Vicepresidente de la República
Década Infame (1932-1938)


No llama la atención que el discurso oficial se lleve más que bien, en este caso, con el de Clarín y La Nación. No, para nada. Que los medios, la “Corpo”, gerenciados por Goldman Sachs, coincidan con el gobierno peronista de la Anglogold, Barrick Gold, Hoschchild, Pan American Silver, A Grade Trading, Río Tinto, Yamana Gold, Xstrata, Goldcorp Inc, Northern Orion, FMC Lithio Corp, BHP Billiton Corp. -ver www.mapadelsaqueodeloroargentino.blogspot.com- no es ni casualidad, ni impone ningún tipo de contradicción. Son el poder real, los paradigmas del saqueo y la entrega de un país rendido moral, política, económica y militarmente al Imperio británico en 1982.

Hoy día, ser un hombre fuerte del peronismo se perfecciona en tanto y cuanto se tiene la oportunidad de sentarse en una mesa a negociar con un CEO de la minería anglosajona porcentajes de la entrega de las riquezas naturales de su provincia; el caso patético del gobernador electo de Río Negro, el finado Carlos Soria, asesinado por su propia esposa por un tema de plata, mucha plata, habla de un colapso moral que a los argentinos nos va a llevar varias generaciones apuntalar, nada es gratis, menos, venderle el alma al Diablo. Estaba aún tibio el cadáver de Soria, cuando su vicegobernador, sí, vamos a nombrarlo, por esta frase pasará a la historia, hombre del Frente Grande, de Chacho Alvarez, un progre, Alberto Weretilneck, declaraba que los proyectos de la megaminería autorizados por Soria en Río Negro se ejecutarían de todas formas, porque “por ese sueño el Gringo había luchado” (triple sic).

Sí, estamos tan pero tan mal, que el relato oficial nutre sus páginas más gloriosas con apostillas de traiciones a la patria, de negociados escandalosos, como si fueran arrebatos de guerrillas en la Sierra Maestra. Ni más ni menos. Digamos que Soria no había muerto en vano. A esa altura, la aparición del intendente de Catriel, Carlos Johnston, con su automóvil repleto de dólares, no llamaba la atención, hombre del Frente Grande, era socio político y comercial de Soria, ante el asesinato de gobernador, sin conocer los pormenores, entró en pánico, huyó a cualquier parte, dejó a la familia esperándolo con las brasas para el asado, eso sí, los verdes, en el peor de los casos, con él finiquitaban. Y sí, saben que cuando menos merecen ser muertos por sus tropelías, bien que lo saben. Días antes habían sido suicidados un secretario de comercio exterior y un cónsul en Bolivia. Sí, empezaba fuerte el año de los mayas. El año en que la Presidenta daba muestras de ser eterna, una Evita 5.1, a prueba de cáncer.

Ellos son quienes mandan y ordenan en este pobre país en donde el día a día es tan cruel que da ganas hacerse hippie y vivir en una nube lisérgica. ¿Alguien se acuerda del escándalo del caso Candela Rodríguez, o la red de prostíbulos de Zaffaroni, o de las denuncias de Sergio Schoklender a propósito de que recaudaban fondos para las Madres a punta de pistola, o del anillo del Juez Oyarbide valuado en un cuarto de millón de dólares?. La postal de esta mañana, con un guía de turismo francés, Laurent Schwebel, apuñalado en Plaza San Martín, ante el Monumento a los Caídos en las Islas Malvinas, para robarle su cámara fotográfica, nos exime de mayores comentarios. Y en donde ver a un diputado nacional, Díaz Bancalari, un traidor a prueba de balas, soportar una golpiza humillante por parte de ex combatientes de Malvinas, nos da harto gusto; sí, es cierto, le pegaron poco, no lo molieron a palos. Al día siguiente CEW comparó a los ex combatientes con los milicos de la dictadura; no pega una esta pobre mujer, lumpen con carteras de Louis Vouitton, hija natural de un suboficial de marina destinado a los astilleros de Río Santiago en la década del 50. Cristina Iº de Tolosa, nuestra reina judía.

La Presidente, en ese limbo de sumo autismo en donde mora, firmaba dos decretos, uno, ordenando la apertura de un informe e investigación de un General de 84 años entonces, 1982, Benjamín Rattenbach, en el cual de forma insoslayable se pone a los combatientes de Malvinas en el quinto infierno, ni dictado por Margaret Thatcher hubiera salido mejor ese informe. Porque el viejo General, ni más ni menos, puso la lupa sobre la impericia de su propia fuerza, el Ejército, al mando de la conducción de la guerra, ignorando, sin ir más lejos, la épica de la Fuerza Aérea y la aviación naval, el perfecto accionar de los Comandos del EA, o del BIM 5 –Batallón de Infantería de Marina 5- al mando del Teniente de Fragata Carlos Robacio, pidiéndole un día antes de la rendición de Puerto Argentino al General Mario Menéndez el relevo del BIM 2, intacto, sólo había participado en operaciones en la toma de las Islas el 2 de abril, luego, acantonado en Puerto Argentino, perfectamente entrenado y pertrechado, para seguir soportando a los británicos en las cuestas de Tumbledown.

Sí Menéndez, en vez de mandarle a los Infantes de Marina de Robacio, “calzoncillos largos”, le hubiera mandado municiones, diez mil disparos de obús había efectuado el BIM 5, o le habilitaba el BIM 2, 800 combatientes frescos, repito, perfectamente entrenados en la base de Usuhaia para el combate en las heladas estepas patagónicas, otro hubiera sido el destino de la guerra, conforme las declaraciones del Tte. Cnel galés Toni Davies en 2007, a los 25 años de la Gesta, -cuando los Kirchner no pudieron participar del acto oficial en Río Gallegos por el conflicto docente en su provincia, sí, eran personas no gratas en su propia tierra-, sosteniendo que habían ganado la guerra “por 48 horas”, a propósito del percance provocado por el hundimiento del portacontendores Atlantic Conveyor el 25 de mayo, en el estrecho de San Carlos, con él, toda la logística, de municiones a hospitales de campaña de la Task Force, al fondo del mar.

Davies, de visita en Buenos Aires entonces, fue aún más allá, al declarar que sus soldados también eran bisoños, no habían peleado ni en Irlanda, que los FAL de fabricación argentina era mejores que los de ellos, los originales belgas, que se trababan por el hielo, que si había un día más de combate, lo más probable era que ellos se quedaran sin municiones. Todo esto declaró hace cinco años Toni Davies nada menos que en reportaje en el diario Clarín. Sí, cuando Magnetto era oficialista y tomaba el vermú con Alberto Fernández y Néstor Kirchner en Olivos.

Ignora también, no hace mención, le resulta irrelevante, al Gral. Benjamín Rattenbach, que la Task Force, formada por casi 200 navíos, entre transportes y buques de guerra, haya perdido en menos de 60 días de combate en el atlántico sur el 40% de sus unidades, hundidas, averiadas, fuera de combate, blancos de los muy bien coordinados y ejecutados ataques de la aviación naval y la Fuerza Aérea. El año pasado, el príncipe Andrés de York, en un lapsus memorable ante las cámaras de la televisión británica, reconoció que siendo él tripulante del portaaviones “Invencible”, nave insignia de la fuerza invasora, debieron de soportar un serio ataque de la aviación argentina, el cual dañó el buque; textualmente, él tuvo temor de ser encontrado cuerpo tierra, carbonizado sobre la cubierta del buque, con el cubo mágico que intentaba armar entonces con otro tripulante. No, el Gral. Rattenbach no pudo estar al tanto de tal confesión, extra tempore.

En una sola jornada de combate, el BIM 5 había diezmando un batallón de paracaidistas escoceses, más de 800 hombres, aniquilando unos 300 gurcas, todos estos acontecimientos relatados por los protagonistas británicos y subidos a youtube, no, no son información confidencial, ésta, la Casa de Windsor la mantiene en secreto hasta el 2082. Es bueno precisar, para conculcar el relato de Goldman Sachs, la progresía intelectual y el periodismo militante, que el General Rattenbach recomienda un solo juicio sumario y la pena máxima, un pelotón de fusilamiento, es para el Tte. Cnel. Italo Poggi, jefe del regimiento de correntinos, los famosos correntinos que iban a correr a los gurcas con los facones.

Este Regimiento, el de Infantería 12 General Arenales, de Mercedes, Corrientes, al mando del Tte. Cnel. Italo Angel Piaggi, autor del libro "Ganso Verde", promediando la guerra, del 26 al 29 de mayo, durante la batalla de Pradera del Ganso, había recibido la orden expresa del General Menéndez de resistir hasta el último hombre. A su vez, habían escuchado por radio, cómo la artillería argentina recibía la orden de bombardear nada menos que sus posiciones, por si les quedaba alguna duda; sobre el caso podría dar testimonio el Gral. Martín Balza, oficial en jefe de la artillería argentina en el combate. Sí, hasta ese entonces, la Fuerza Aérea y la Marina, ésta a propósito del hundimiento del crucero General Belgrano, llevaban las palmas de la gloria por cantidad de efectivos muertos, o por las heroicas hazañas de los aviadores. La estadística del Ejército era corta, debían de mantenerse por encima de las otras fuerzas si pretendían seguir ejerciendo el predominio político que les había permitido llevar a tomar el poder por sendos golpes militares cinco veces durante el siglo XX.

Al Regimiento de correntinos de mi amigo Marito Cordón lo mandaban a degüello, así de simple, si reculaban, los iba a bombardear su propia artillería. Esto lo hemos visto hace un par de años en una soberbia película del francés Jean Jacques Arnaud, con las barcazas del Ejército Rojo llegando a Leningrado, sitiada por los alemanes, soldados rusos aterrorizados siendo fusilados por sus propios suboficiales y oficiales. Sí, es una maldición la guerra, ya lo sabemos. El Ejército precisaba cuando menos de 500 muertos propios, no llegó a las 200. Cuento la anécdota de Marito Cordón – con quien fuéramos compañeros de trabajo en la Biblioteca del Congreso hace más de 25 años- porque me sigue emocionando. Luego de ser dado de baja sumariamente, o sea, sin derecho a la defensa, privado de rango, uniforme y sueldo de por vida, era el segundo jefe del RIM 12, siguió sosteniendo a su familia de cuatro hijas y su esposa, trabajando por la noche en una empresa de limpieza antes de entrar al Congreso. Sí, un Mayor del Ejército Argentino, ex combatiente de Malvinas, limpiaba baños. El oficial al mando de ese regimiento de correntinos, el Tte. Cnel. Poggi, junto con el Mayor Mario Cordón, desobedeciendo las órdenes del Gral. Menéndez, les dan licencia a su tropa replegarse, no estaban dispuestos a sacrificarlos, al tiempo que ellos con el resto de oficiales y suboficiales se rendían y entregaban a los británicos.

Por tal accionar, Rattembach pedía el fusilamiento de Poggi, nunca ejecutado. ¿Me pregunto, quién va a juzgar entonces al Gral. Benjamín Rattenbach, Horacio Verbitsky, porque eso sí que es avalar una conducta por cierto criminosa, cual es la de ordenar batir con artillería a la propia tropa? ¿Quién puede sostener con seriedad y objetividad, pasados 30 años de la guerra, que el Informe Rattenbach se ajusta a Derecho, conforme los códigos militares, las leyes de la guerra, el Derecho Penal del mundo civilizado; no que fue una maniobra desesperada de un poder militar en fuga, por lavar torpemente su conciencia?. No me caben dudas, que la Comisión del Congreso, el “Observatorio” que seguirá la apertura oficial del Informe Rattenbach, apunta a juicios de la “Democracia” para con los militares acusados por el viejo General por “traición e impericia”. Eso sí, el General Menéndez, gran traidor y entregador de Malvinas, seguirá libre, dando sus históricas conferencias, siempre con su pantalón de franela gris y su blazer azul, british.

Es uno de los lugares más comunes del progresismo y de los organismos de DDHH, insistir con la “entrega” del Astiz de las Georgias “sin haber disparado un tiro”, asimismo, citando el Informe Rattenbach, sin haber ni siquiera ojeado la primer página, hacer hincapié en el pedido de la pena máxima para el marino represor. Falso de toda falsedad. La compañía de buzos tácticos al mando de Astiz resiste en Georgias el ataque de tres buques de guerra británicos, disparos de sus artillería, o sea de cañones de 105 mm para arriba, durante dos interminables horas, apoyados, como si fuera poco, por las dudas, con el asedio de un submarino nuclear, –el submarino convencional Santa Fe que los asistía, estaba fuera de combate, averiado-, hasta que el Tte. de Corbeta Lagos, al mando de ambos contingentes, le ordena, conforme los códigos de la guerra, el alto el fuego a Astiz, para evitar el aniquilamiento de la propia tropa ante la desproporción de fuerzas.

Nadie es condenado por semejante accionar. Tampoco lo fueron ellos. Rattenbach tan sólo ordenó un sumario administrativo para con aquéllos dos marinos. La resistencia heroica de “El Alamo”, llevado al cine varias veces, o de cualquier historia militar semejante, como la de “El Alcázar de Toledo”, o los “300” del desfiladero de las Termopilas, se sustenta en que esta resistencia cerril puede ser indispensable para sostener un frente, siempre y cuando haya una fuerza de apoyo en curso. En el caso de las islas Georgias, este apoyo era inexistente. Entiéndase bien, no estoy pidiendo la libertad de Astiz, ni nada parecido. Tampoco la de Rolón, Pernías, Acosta, héroes del BIM 5.

El 29 de mayo del año pasado, el héroe de Monte Tumbledown, el Contraalmirante Carlos Robacio, pasaba a la eternidad. No fue recordado entonces ni lo será ahora, justamente en el día del Ejército Argentino, una humorada del marino, decidir morir en tal día. El 3 de junio del año pasado, el jefe del Regimiento de Infantería Mecanizada Nº 25, con asiento en General Sarmiento, Chubut, el Tte. Cnel. Víctor Manuel Paz le rendía honores militares junto a los caídos de su Regimiento en Malvinas, los “Bravos del 25”. El Ministro de Defensa le ordenó 30 días de arresto por tal gesto. Así están las cosas en este país, entregado por 30 monedas de oro.

El otro decreto firmado por Cristina Elisabet Wilhelm, promete la creación de un hospital de salud mental para ex combatientes, burla infame a 30 años del conflicto, cuando durante tres décadas a los ex combatientes les han negado lo más elemental, un desfile militar propio, de todas las unidades en combate y de apoyo -el año pasado, en la apoteosis del Bicentenario, lo hicieron de prepo, ante la cabeza gacha del poeta gauchesco Aníbal Fernández, el único funcionario de primera línea entonces en el palco, otrora con poder político -, cuando todos los locos ya se han suicidado; 459 se han quitado la vida, más que los muertos en las Islas en combate – exactamente 201 hombres, 194 de Ejército y 7 de Gendarmería, descontando desde ya las víctimas del Crucero Gral. Belgrano, más de 321, fuera de la zona de exclusión bélica, o 55 hombres de la FAA, el BIM 5 pierde 16 hombres - al no poder soportar la espalda de una sociedad que ha vivido despreciándolos por haber cumplido con la Patria, por haber defendido el territorio nacional invadido a costa de su sangre, peor aún, por haber tenido la osadía de reivindicar esa gesta, convencidos como están los cipayos, que Malvinas es una causa perdida, o que está muy pero muy mal molestar la paz idílica de esos usurpadores, los kelpers, esa ficción jurídica regida por una constitución dictada por la Corona británica, a Linda Watson, ella, tan rubia, tan linda, empleados de las tres empresas de la monarquía que operan en las Islas, o los ilusos (cobardes encubiertos), que para hacer tiempo especulan con que las Islas serán recuperadas por la vía diplomática, sin tomar en cuenta los recaudos de la Unión Europea, alertada del tesoro petrolífero que yace en sus cuencas, declarando a las Islas territorios ultramarinos de Europa en 2009, conforme los Acuerdos de Lisboa.

Ni qué hablar, por favor, de que en la cuenca de Malvinas haya en realidad una cierta y gigantesca reserva petrolera, según los informes de Lula da Silva al matrimonio Kirchner en su momento, superior a la del litoral paulista, también, desde ya, a las agotadas del Mar del Norte, que han hecho, para el caso, a Noruega el 10º productor de petróleo del planeta, no, ni hablar del tema, no vaya a ser cosa que sea cierto, ¿no, qué hacemos?, a ver si tenemos que ponernos a trabajar en serio, ir al gimnasio todas las mañanas dos horas para bajar la repugnante panza que portamos para estar alejados del mundo, si ni siquiera estamos en condiciones de explotar el petróleo del continente y hemos vendido la empresa de bandera, la más grande petrolera estatal del mundo, en su momento, por monedas.

Esta Argentina de remate, de todo por dos pesos, paisito de dos güitas, mediocre hasta el hueso, mal alimentada, más educado, mal vestido, poblado de gente francamente fea, ordinaria, embrutecida con el pan y el circo de los planes trabajar y el fútbol para todos y todas, con el paco y el tetra, alienada con las ínfulas de una tarjeta gold a como sea, adicta de cualquier batata, shopping life, poblada de una clase media tilinga y cipaya por deporte, full time, confundida tanto por las vacuidades diarias de un relator deportivo uruguayo, como de las manipulaciones de Felipe Pigna, Miguel Bonasso, Horacio Verbitsky y Pacho O´Donell, no soporta la más mínima alucinación de soberanía, de dignidad y grandeza, la verdad de la milanga es que le cabe de lo mejor ser una putita, módica prostituta, ante de dejarse ganar por el pavor de especular con ser protagonistas de alguna historia que valga la pena antes de morir sin darse cuenta. El hospital de salud mental para ex combatientes es el segundo que se anuncia, el anterior, está de más decirlo, nunca fue terminado.

Casi todos los meses son encontrados ex combatientes muertos, algunos, en total abandono, comidos por las ratas, solos de toda soledad, en pensiones infames. El año pasado se encontró uno que vivía en la selva, alienado, descalzo, en Entre Ríos, cerca de Concordia, el Cabo 1º Francisco Fherenbacher, alimentado por un hermano que una vez por semana que dejaba comida; lo peor que le pasaba a este Cabo 1º de la Armada, es que nadie le creía que había peleado en las Islas, tal su condena. A principios de 2012, moría en el mar austral Alejandro Carranza, al intentar unir Usuhaia con las Islas Malvinas en un kayac, el relato de la expedición está trunco, conmueve, en el blog "Del Fin del Mundo a Malvinas". Esta vez, no los dejaron ingresar a la Casa de Gobierno para presenciar cómo la autista Reina Cristina de Tolosa, les donaba magnánima un hospital de salud mental, al tiempo que no les da trabajo genuino. Ellos se encargaron de maltratar a un “representante del pueblo” para expresar su malestar, que va en aumento. Tal vez estén hartos de matarse a sí mismos.

Hace dos años, en el acto oficial de la Base Aérea del Palomar, la entonces Ministra de Defensa, Nilda Garré, le prohibió la palabra un ex combatiente en un nuevo aniversario de Malvinas, al no pasar el texto de su discurso la censura previa de sus alcahuetes, ya que este soldado recordaba con orgullo sus días de combate, su admiración por el oficial al mando de su grupo, con quien compartió cantidad de enfrentamientos con el invasor, siempre codo a codo, como la expresan la mayoría de ellos, fueron 15 mil hombres en las Islas, otros tantos más en las bases del continente, acuartelados durante tres meses, dando apoyo logístico, motivo de orgullo de por vida.

Orgullo bastardeado por todos los gobiernos de turno, sátrapas del Imperio, así como por los grandes medios, intelectuales, periodistas, comunicadores, cineastas, artistas, opinantes políticamente correctos, en donde coinciden troskos progres que estuvieron al servicio de la Alianza, como Beatriz Sarlo, como neoliberales peronchos que acompañaron a Carlos Menem en el remate de la Nación, como el Tata Yofre, a colgados del último subte, como Víctor Hugo Morales. Todo les han negado, la tan mentada memoria, el subterfugio de la historia, reemplazada por el relato oficial de turno, que hace el trabajo sucio con aparatos propagandísticos propios de la peor dictadura, les han ido borrando con la lavandina del oprobio todas y cada una de los horas que soportaron estoicamente la agresión de la tercer potencia militar del planeta, apoyada por la OTAN y los EEUU, más, la servil y artera colaboración de la dictadura de Pinochet Ugarte. El lavado de cerebro a que ha sido sometida la sociedad argentina en estos últimos 30 años, a propósito de la cuestión Malvinas, conforme el mandato aristocrático de Lord Sir Winston Churchill III, “hay que revolcar a los argentinos en el barro de la humillación”, deja al bizarro mundo de La naranja mecánica narrado por Stanley Kubrick a la altura de una boutade de Diego Capusotto. Tal el motivo de la locura de los ex combatientes, no otro.

A principios de 1989, en plena campaña para las presidenciales, el entonces gobernador de La Rioja, hoy Senador Nacional de su provincia por el FpV, Carlos Saúl Menem, según Jorge Antonio, hombre en quien nada menos que Juan Perón había puesto sus ojos, con su look Tigre de los Llanos y su poncho rojo al hombre, en gira por Río Gallegos proclamaba que había que recuperar a las Malvinas a cualquier costo. Intendente de la ciudad capital santacruceña era para ese entonces un alto y desgarbado abogado que se había comenzado a enriquecer años antes, durante la dictadura. En pleno vuelo hacia Buenos Aires, Menem recibe un llamado telefónico del General Vernon Walters, hombre del Pentágono para América del Sur, quien con tono amigable le recomiendo cambiar el énfasis de su discurso sobre la cuestión Malvinas, ya que hay gente menos amigable que él que lo más probable es que decidan asesinarlo, así, en plena campaña. Menem, un hombre eminentemente práctico, acusa recibo del mensaje. En un año y medio, con su canciller, Domingo Felipe Cavallo, firma en Madrid los Acuerdos de Paz con el Reino Unido, la reelecta Margaret Thatcher lo hace por los británicos, acuerdos más oprobioso que recuerde nación alguna, salvo los de Versalles, entre Alemania y sus vencedores, luego de la Gran Guerra.

A la fecha, los Acuerdos de Paz de Madrid, deberían más bien ser llamados Tratados de Paz de Madrid, tienen tanta vigencia como nulidad jurídica, ya que por nuestra ley fundante, la Constitución Nacional, sólo el Congreso puede tanto declarar una guerra, como firmar la paz. De hecho, los militares de la Junta nunca le declararon la guerra a Gran Bretaña, sabían de esos límites. Han pasado 22 años de la firma de tales tratados del escarnio, los cuales, entre otras cosas, han significado la entrega de nuestra petróleo, nuestra minería, nuestras reservas conforme el pago de una deuda externa fraudulenta, nuestra soberanía y Fuerzas Armadas, tan sólo resta la entrega del territorio continental para que sea perfecta entrega, descontamos, nuestra conciencia social e histórica, insisto, 22 años, de los cuales, 20 han sido de gobiernos nacionales, populares, peronistas -superlativas Décadas Infames-, sin que la clase política en pleno, insinúe el más mínimo atisbo de reacción ante la brutal violación a que hemos sido sometidos por parte del Imperio británico, con el subterfugio grosero de que la guerra fue provocada por una dictadura genocida, cuando está más que probado que fue un plan maestro diseñado y ejecutado con antelación, a partir del incidente Davidoff, justamente, en las Georgias. Máxime, cuando en la previa del enfrentamiento bélico, el plan del entonces presidente del Perú, Belaúnde Terry, había tenido tanto consenso en la ONU, como ante la Junta Militar, la administración conjunta era el plan del presidente del Perú, abortada al ordenar Margaret Thatcher el hundimiento del crucero Gral. Belgrano.

A mi me sorprende poco y nada cuando escucho a la progresía, a sus orates y vates, soportar el discurso contra la Gesta de Malvinas, apoyados en que fue una barbarie más de los milicos genocidas, esta vez, victimando a los pobres soldaditos, bárbaros, salvajes, algunos de ellos estaqueados como Martín Fierro por haber carneado alguna ovejita para un asado dominguero. Nunca, pero nunca, he escuchado a los mismos progres, orates y vates, lamentarse por los casi cien conscriptos, soldados argentinos, asesinados en sus puestos de guardia por la guerrilla de ERP y Montoneros en los años previos a Malvinas, de 1970 en adelante, durante la cierta aventura, improvisada, mal dirigida y peor equipada, de la guerra revolucionaria inventada por Guevara de la Serna en La Habana, promulgada en la Tricontinental de 1961, apropiada por John William Cooke y ejecutada por un cuerpo de tareas fundado en una oficina de inteligencia del Ejército de Lanusse. No, no les he escuchado un lamento, una crítica, la más mínima insinuación de algún tipo de deuda, de indemnización, -la especialidad de sus bufetes de abogados- para con esos soldaditos y sus familiares. No, ni hablar de los policías asesinados, federales y provinciales, no, esos eran todos cabecitas negras.

Tampoco, a la fecha, tenemos noticias de que algún fiscal del Estado haya recibido instrucciones del Procurador General de la Nación, el jefe de todos ellos, para que se levanten actuaciones a propósito de las denuncias realizadas el 2 de abril de 2008 por el ex combatiente Silvano Décima, tucumano, a propósito de las violaciones y fusilamientos por parte de oficiales británicos, que sufrieran tanto él como compañeros de batalla, luego de la rendición de Puerto Argentino. Noticia que fue pública y notoria entonces, difundida por el noticiero de Canal 9. Están a tiempo, los delitos de lesa humanidad, tanto como los crímenes de guerra, conforme el Tribunal Internacional Penal, son imprescriptibles.

Siguiendo la lógica perversa del progresismo neoliberal angosajón, reinante en la Argentina en los últimos 30 años, no sería descabellado, conforme el modus operandi impuesto por las usinas del poder central, divulgadas por paniaguados como Baltasar Garzón, Horacio Verbitsky y demás operarios de la sinarquía anglosionista, procesar a Juan Manuel de Rosas, Lucio N. Mansilla, Ciriaco Cuitiño, por los crímenes de lesa humanidad, violaciones a los derechos humanos, torturas, tormentos infamantes, cometidos durante los años de la dictadura oprobiosa conocida como Confederación Argentina, contra ciudadanos opositores, extranjeros, incluidos, los ingleses, franceses, italianos, mercenarios belgas y alemanes, espías brasileños, desaparecidos en manos de la Mazorca durante los años aciagos del bloqueo anglofrancés a los ríos argentinos.

A Doña Cristina Iº de Tolosa se le escapa la libre cuando aprovecha el 20 de noviembre para hacer una kermese a orillas de río Paraná, sin poder jugar nada más que Peón4Reina, dándole letra con el bombo una semana a la claque de Orlando Barone, por temar a dar un paso en falso, pisar una cáscara de banana arrojada por Magnetto, tropezar con un lingote de oro. Sin ir más lejos, Baltasar Garzón pretendió procesar al Contraalmirante Carlos Busser por violaciones a los derechos humanos de un espía chileno durante el conflicto de Malvinas. A ver si nos entendemos, espía de la dictadura pinochetista colaborando con el invasor británico. Sí, suena increíble. Recordemos que el BIM 2, al mando de Busser, fue quien recuperó las Islas el 2 de abril, de forma pacífica, con la sola muerte del Capitán de Fragata Pedro Giachino.

Sí, es cierto, la crisis terminal del capitalismo y la debilidad moral y material del Imperio Británico, hoy día, hacen la cuestión de la recuperación de las Islas, una problemática abordable. Gran Bretaña en año pasado se desprendió del último portaaviones que poseía la Royal Navy, justamente, el Invencible. Esto le impide tácticamente plantear una nueva hipótesis de conflicto porque no tendría superioridad aérea para el más mínimo enfrentamiento, así las cosas, sería inviable cualquier tipo de abastecimiento, tanto para los kelpers, como para los efectivos estacionados en las Islas. Incluso ante los vetustos Mirage, A4B y Súper Etendard de nuestras fuerzas, deberían pactar tregua y negociación. Luego, todo no deja de ser una mascarada de cartón pintado, con la militarización “nuclear” (sic) del Atlántico Sur. El show mediático montado por el oficialismo, así como por Cameron, les viene de perillas a ambos. Pura cortina de humo para distraer durante un largo y difícil año la opinión pública, británica y argentina, de sus crisis internas. Insisto, es demencial reiterar amenazas nucleares para soportar un bastión colonial, no lo soporta ni un guión de Ray Bradbury ese argumento.

Eso sí, que ni en chiste se le ocurra al UNASUR ir más allá de las provocaciones de pantalla; el “suicidio” de Ivan Heyn, Secretario de Comercio Exterior, precisamente, en un hotel montevideano, en donde desapareció la cámara de seguridad el piso, es un mensaje mafioso del M16 para Mugica de no tan difícil lectura. Entonces, el bloqueo a los buques de bandera de Malvinas, no deja de ser un subterfugio –ni en broma bloquear buques de bandera inglesa-, habida cuenta de que los hermanos uruguayos, chilenos, peruanos, bolivianos, brasileños, venezolanas, ecuatorianos, cubanos, todos, saben que el poder económico de los Kirchner está asentado en fenomenales negociados con empresas mineras y petroleras anglosajonas. Todo no deja de ser entonces una mascarada, una mise en scene. Una nueva burla. Circo Beat.
Por Edgar Schmid 
Publicado por Miguel...

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