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jueves, 16 de agosto de 2012

"EL PERRO VERBITSKY"...Y los delitos de lesa humanidad...

Todavía los 70. Argentina, o el modelo de impunidad terrorista




“La Corte Suprema de Justicia rechazó el recurso extraordinario por la bomba que el pelotón de combate montonero “Sergio Puiggrós” colocó en la sede de la policía política que, bajo conducción militar, dirigía las torturas y asesinatos en la Zona I.”
Así  comienza la nota catarsis de Horacio Verbitskypublicada en Página 12 días después de que se conociera la noticia que lo diarios titularon con espectacularidad sospechosa.
Las palabras del lobbysta del Cels, denotan un exhalo de alivio. Es que en el fondo, lo que lo que buscan los terroristas argentinos que durante tres décadas secuestraron, torturaron o asesinaron a más de 20.000 argentinos, es la impunidad. Que ninguno de sus actos aberrantes se contemplen como delitos de lesa humanidad para que queden prescriptos.
Verbisky escribió una extensa nota con la que intentó conjurar esos demonios que seguramente lo inquietan por las noches y utilizó dos palabras como conjuro: “Cosa juzgada”.
Podría haber utilizado otras. Qué se yo.  “Soy inocente” podría haber dicho sin tanta vuelta.
Sin embargo, su nota tiene aspectos relevantes para lo que ha sido la historia del terrorismo en Argentina.
Ya en los primeros renglones de su conjuro, el ex miembro de la Organización terrorista Montoneros pone en claro que tiene información sobre el atentado atroz que dejó 23 muertos y una obscena cantidad de heridos y además, intenta excusar la masacre con la metáfora preferida por el terrorismo argentino: la teoría de los dos demonios: “…la bomba que el pelotón de combate montonero “Sergio Puiggrós” colocó en la sede de la policía política que, bajo conducción militar, dirigía las torturas y asesinatos en la Zona I.”
Claro que sabe quién colocó la bomba, y obvio que la justifica en el marco de una guerra.
Verbitsky dice en la nota que “nunca se le abrió una causa en los 70 por este atentado”, cosa que es cierta, como también es cierto que por entonces, al entender el gobierno cívico militar que gobernaba de facto, que Argentina estaba en guerra contra el terrorismo, lo combatía con las armas. A las guerras no van los jueces ni hacen pericias sobre cada bomba que cae en el campo de combate. Las guerras son guerras, y Montoneros lo sabía bien como bien lo sabía el ERP, que para eso se prepararon en distintos países del mundo.
Montoneros no secuestró al General Aramburu para entregarlo a una corte internacional en busca de justicia. Sino que lo secuestró, lo torturó (en cualquiera de sus acepciones) y lo ejecutó en un sótano con un tiro en la nuca y emitió un parte de guerra.
El ERP no secuestró al Coronel Argentino del Valle Larrabure para entregarlo a la justicia internacional. Sino que durante un gobierno Constitucional, el Ejército Revolucionario del Pueblo entró a una unidad militar a los tiros masacrando gente. Secuestró a Larrabure, lo tuvo cautivo durante más de un año, lo torturó hasta lo inimaginable y luego lo ejecutó con una soga al cuello. Y todo lo contó en un parte de guerra.
El relato falaz que en el presente intentan imponer los resabios terroristas, esconde las circunstancias de la Argentina de entonces. Ahora los asesinos son víctimas, y sus crímenes están fuera del alcance de la justicia. Punto final.
Interesante es el párrafo de Verbitsky sobre el jefe máximo de la Organización terrorista a la que él perteneció. Leed: “A partir de la afirmación falsa de que Walsh y yo fuimos jefe y subjefe de Inteligencia de Montoneros, con que Firmenich le pagó su indulto a Menem, es usual que nos asocien en forma indistinta, que me atribuyan a mí hechos en los que él habría participado y a Rodolfo algunos trabajos que yo escribí, como la primera historia de la guerra sucia en la ESMA, uno de los documentos críticos a la conducción o los Cuadernos de la Soberanía, que inicié luego de su muerte. Fuimos compañeros y amigos los últimos quince años de su vida, pero actuamos en sectores distintos de la misma organización.”
Una vez más, un miembro de la Organización Montoneros “buchoneando” a otro. Pasan los años y la película es la misma. Horacio Verbitsky afirma que fue Firmenich quien lo incriminó como jefe de inteligencia de la agrupación terrorista Montoneros para conseguir su indulto y huir a España. Eso sí, al final de la frase, y como acaba de nombrar a su ex jefe, debe decir algo de la verdad por si Firmenich decide aclarar algún punto desde España: “… fuimos compañeros (con Walsh) en los últimos quince años de su vida, pero actuamos en sectores distintos de la misma organización.”
Perfecto, Verbitsky nos dice algo que ya sabemos: Perteneció a la organización terrorista Montoneros. Estaría bueno saber en qué sector… esperamos.
Reveladoras de cómo influye en el matrimonio que desde hace una década preside la Argentina, son éstas palabras de Horacio Verbitsky en la nota: “La denuncia (de la bomba en el comedor de Coordinación Federal) recién fue presentada en 2004 y no es otra cosa que una represalia por mis actos como presidente del CELS, que condujeron a la nulidad de las leyes de punto final y obediencia debida, en la causa Simón, y al descuelgue de los retratos de Videla y Reynaldo Bignone del Colegio Militar, que propusimos a Néstor Kirchner.”
Ahora sabemos quién le impone la agenda a los Kirchner en éstos temas.
Yo creo que, a pesar del largo incordio textual de Horacio Verbitsky en Página 12, él, como otros muchos terroristas que asolaron a sangre y fuego nuestro país durante tantos años, sabe la verdad.
Creo que sabe perfectamente que José María Salgado fue quién colocó aquél día la bomba. Sabe que Salgado se quebró un día en su lugar de detención. Y que Salgado reveló su cita con Rodolfo Walsh el día en que Walsh murió a los tiros. Yo creo que también sabe, pues no es posible que no lo sepa, que fue Salgado también quién llenó esa casilla vacía en el enorme organigrama que colgaba en las paredes de la Esma con su alias.
Sinceramente, no sé cómo murió Salgado en los 70 ni sé por qué sobrevivió Verbitsky en una guerra en que murieron tantos de sus “cumpas”. Pero en ésta causa, esa son cosas secundarias. Lo importante aquí es que la Corte Suprema les niega justicia a las Víctimas del terrorismo de Argentina.
Esa sí es una política de Estado: Esconder a las Víctimas del terrorismo.
Y lo que pocos han dicho en esta causa, es que el mismísimo abogado de las Víctimas de la bomba en el comedor de Coordinación Federal que mató a 23 argentinos, es también una Víctima argentina del terrorismo. Es el Dr. José María Sacheri. En 1974 venía con toda su familia de misa y al llegar a la casa, un grupo de terroristas argentinos del ERP, le vació al Prof. Carlos Sacheri un cargador en la cabeza. Los sesos de Carlos Sacheri quedaron las ropas de José María Sacheri, que por entonces tenía 14 años.
Cuando la justicia argentina, presionada por los organismos de derechos humanos, niega justicia a las Víctimas del terrorismo, está convalidando este tipo de atentados atroces. Y sin querer, o queriendo, se hace cómplice de las muertes.



El 2 de julio de 1976 José María Salgado recibió de manos de los cabecillas del la inteligencia de Montoneros, una bomba de alto poder letal -una Claymore o "mina vietnamita" cargada con pequeños fragmentos de metal - y concurrió al "blanco" seleccionado, pasando por la guardia con un simple saludo como ya era costumbre.
Terminado su almuerzo, dejó en una silla semioculta por el mantel la mortífera carga que 7 minutos después, habría de causar 24 muertos y 100 mutilados, ciegos, quemados y heridos graves entre policías, familiares e invitados.
La Conducción Nacional de Montoneros bajo la Jefatura de Mario Firmenich, había autorizado a su Departamento de Informaciones e Inteligencia -conducido por Rodolfo Walsh, que respondía a la Secretaría Militar cuyo jefe era el capitán Marcelo Kurlat (El Monra), hacer un atentado contra la Superintendencia de Seguridad de la Policía Federa
Oficial Ay. Alejandro Castro
· Cabo Ernesto Agustín Suani
· Cabo Primero Carlos Shand
· Sargento Juan Paulik
· Sargento Rafael Modesto Muñoz
. Sargento Bernardo Roberto Tapia
· Supernumerario David Ezequiel Di Nuncio
· Oficial Inspector David Ron
· Suboficial Auxiliar José Hilario Carvasco
· Sargento María Esther Pérez Canto
. Sargento (R) Romualdo Rodríguez
· Sargento Bernardo Roberto Zapi
· Agente José Roberto Iacovello
· Agente Juan Carlos Blanco
· Agente Alicia Esther Lunati
· Agente Ernesto Alberto Martinzo
· Cabo Genaro Bartolomé Rodríguez
· Sargento Adolfo Chiarino
· Cabo Elba Hilda Gazpio
· Cabo Vicente Iore
. Sra. Josefina Cepeda
Como consecuencia de las heridas recibidas, fallecieron:
· Supernumerario Ramón Arias el 7 de julio de 1976.
· Sargento Marta Olga Pérez de Bravo el 9 de julio de 1976.
· Oficial Ayudante Héctor Castro el 11 de julio de 1976.
· 60 HERIDOS.


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