Todavía los 70. Argentina, o el modelo de impunidad terrorista
“La
Corte Suprema de Justicia rechazó el recurso extraordinario por la bomba que el
pelotón de combate montonero “Sergio Puiggrós” colocó en la sede de la policía
política que, bajo conducción militar, dirigía las torturas y asesinatos en la
Zona I.”
Así comienza la nota catarsis de Horacio Verbitskypublicada en Página 12 días después de que se conociera la noticia que lo
diarios titularon con espectacularidad sospechosa.
Las
palabras del lobbysta del Cels, denotan un exhalo de alivio. Es que en el
fondo, lo que lo que buscan los terroristas argentinos que durante tres décadas
secuestraron, torturaron o asesinaron a más de 20.000 argentinos, es la
impunidad. Que ninguno de sus actos aberrantes se contemplen como delitos de
lesa humanidad para que queden prescriptos.
Verbisky
escribió una extensa nota con la que intentó conjurar esos demonios que
seguramente lo inquietan por las noches y utilizó dos palabras como conjuro: “Cosa
juzgada”.
Podría
haber utilizado otras. Qué se yo. “Soy inocente”
podría haber dicho sin tanta vuelta.
Sin
embargo, su nota tiene aspectos relevantes para lo que ha sido la historia del
terrorismo en Argentina.
Ya
en los primeros renglones de su conjuro, el ex miembro de la Organización
terrorista Montoneros pone en claro que tiene información sobre el atentado
atroz que dejó 23 muertos y una obscena cantidad de heridos y además, intenta
excusar la masacre con la metáfora preferida por el terrorismo argentino: la
teoría de los dos demonios: “…la bomba que el pelotón de combate montonero
“Sergio Puiggrós” colocó en la sede de la policía política que, bajo conducción
militar, dirigía las torturas y asesinatos en la Zona I.”
Claro
que sabe quién colocó la bomba, y obvio que la justifica en el marco de una
guerra.
Verbitsky
dice en la nota que “nunca se le abrió una causa en los 70 por este atentado”,
cosa que es cierta, como también es cierto que por entonces, al entender el
gobierno cívico militar que gobernaba de facto, que Argentina estaba en guerra
contra el terrorismo, lo combatía con las armas. A las guerras no van los
jueces ni hacen pericias sobre cada bomba que cae en el campo de combate. Las
guerras son guerras, y Montoneros lo sabía bien como bien lo sabía el ERP, que
para eso se prepararon en distintos países del mundo.
Montoneros
no secuestró al General Aramburu para entregarlo a una corte internacional en
busca de justicia. Sino que lo secuestró, lo torturó (en cualquiera de sus acepciones)
y lo ejecutó en un sótano con un tiro en la nuca y emitió un parte de guerra.
El
ERP no secuestró al Coronel Argentino del Valle Larrabure para entregarlo a la
justicia internacional. Sino que durante un gobierno Constitucional, el Ejército
Revolucionario del Pueblo entró a una unidad militar a los tiros masacrando
gente. Secuestró a Larrabure, lo tuvo cautivo durante más de un año, lo torturó
hasta lo inimaginable y luego lo ejecutó con una soga al cuello. Y todo lo
contó en un parte de guerra.
El
relato falaz que en el presente intentan imponer los resabios terroristas,
esconde las circunstancias de la Argentina de entonces. Ahora los asesinos son
víctimas, y sus crímenes están fuera del alcance de la justicia. Punto final.
Interesante
es el párrafo de Verbitsky sobre el jefe máximo de la Organización terrorista a
la que él perteneció. Leed: “A partir de la afirmación falsa de que Walsh y yo
fuimos jefe y subjefe de Inteligencia de Montoneros, con que Firmenich le pagó
su indulto a Menem, es usual que nos asocien en forma indistinta, que me
atribuyan a mí hechos en los que él habría participado y a Rodolfo algunos
trabajos que yo escribí, como la primera historia de la guerra sucia en la
ESMA, uno de los documentos críticos a la conducción o los Cuadernos de la
Soberanía, que inicié luego de su muerte. Fuimos compañeros y amigos los
últimos quince años de su vida, pero actuamos en sectores distintos de la misma
organización.”
Una
vez más, un miembro de la Organización Montoneros “buchoneando” a otro. Pasan
los años y la película es la misma. Horacio Verbitsky afirma que fue Firmenich
quien lo incriminó como jefe de inteligencia de la agrupación terrorista
Montoneros para conseguir su indulto y huir a España. Eso sí, al final de la
frase, y como acaba de nombrar a su ex jefe, debe decir algo de la verdad por
si Firmenich decide aclarar algún punto desde España: “… fuimos compañeros (con
Walsh) en los últimos quince años de su vida, pero actuamos en sectores
distintos de la misma organización.”
Perfecto,
Verbitsky nos dice algo que ya sabemos: Perteneció a la organización terrorista
Montoneros. Estaría bueno saber en qué sector… esperamos.
Reveladoras
de cómo influye en el matrimonio que desde hace una década preside la
Argentina, son éstas palabras de Horacio Verbitsky en la nota: “La denuncia (de
la bomba en el comedor de Coordinación Federal) recién fue presentada en 2004 y
no es otra cosa que una represalia por mis actos como presidente del CELS, que
condujeron a la nulidad de las leyes de punto final y obediencia debida, en la
causa Simón, y al descuelgue de los retratos de Videla y Reynaldo Bignone del
Colegio Militar, que propusimos a Néstor Kirchner.”
Ahora
sabemos quién le impone la agenda a los Kirchner en éstos temas.
Yo
creo que, a pesar del largo incordio textual de Horacio Verbitsky en Página 12,
él, como otros muchos terroristas que asolaron a sangre y fuego nuestro país
durante tantos años, sabe la verdad.
Creo
que sabe perfectamente que José María Salgado fue quién colocó aquél día la
bomba. Sabe que Salgado se quebró un día en su lugar de detención. Y que
Salgado reveló su cita con Rodolfo Walsh el día en que Walsh murió a los tiros.
Yo creo que también sabe, pues no es posible que no lo sepa, que fue Salgado
también quién llenó esa casilla vacía en el enorme organigrama que colgaba en
las paredes de la Esma con su alias.
Sinceramente,
no sé cómo murió Salgado en los 70 ni sé por qué sobrevivió Verbitsky en una
guerra en que murieron tantos de sus “cumpas”. Pero en ésta causa, esa son
cosas secundarias. Lo importante aquí es que la Corte Suprema les niega
justicia a las Víctimas del terrorismo de Argentina.
Esa
sí es una política de Estado: Esconder a las Víctimas del terrorismo.
Y
lo que pocos han dicho en esta causa, es que el mismísimo abogado de las
Víctimas de la bomba en el comedor de Coordinación Federal que mató a 23
argentinos, es también una Víctima argentina del terrorismo. Es el Dr. José
María Sacheri. En 1974 venía con toda su familia de misa y al llegar a la casa,
un grupo de terroristas argentinos del ERP, le vació al Prof. Carlos Sacheri un
cargador en la cabeza. Los sesos de Carlos Sacheri quedaron las ropas de José
María Sacheri, que por entonces tenía 14 años.
Cuando
la justicia argentina, presionada por los organismos de derechos humanos, niega
justicia a las Víctimas del terrorismo, está convalidando este tipo de
atentados atroces. Y sin querer, o queriendo, se hace cómplice de las muertes.
El
2 de julio de 1976 José María Salgado recibió de manos de los cabecillas del la
inteligencia de Montoneros, una bomba de alto poder letal -una Claymore o
"mina vietnamita" cargada con pequeños fragmentos de metal - y
concurrió al "blanco" seleccionado, pasando por la guardia con un
simple saludo como ya era costumbre.
Terminado
su almuerzo, dejó en una silla semioculta por el mantel la mortífera carga que
7 minutos después, habría de causar 24 muertos y 100 mutilados, ciegos,
quemados y heridos graves entre policías, familiares e invitados.
La
Conducción Nacional de Montoneros bajo la Jefatura de Mario Firmenich, había
autorizado a su Departamento de Informaciones e Inteligencia -conducido por
Rodolfo Walsh, que respondía a la Secretaría Militar cuyo jefe era el capitán
Marcelo Kurlat (El Monra), hacer un atentado contra la Superintendencia de
Seguridad de la Policía Federa
Oficial
Ay. Alejandro Castro
·
Cabo Ernesto Agustín Suani
·
Cabo Primero Carlos Shand
·
Sargento Juan Paulik
·
Sargento Rafael Modesto Muñoz
.
Sargento Bernardo Roberto Tapia
·
Supernumerario David Ezequiel Di Nuncio
·
Oficial Inspector David Ron
·
Suboficial Auxiliar José Hilario Carvasco
·
Sargento María Esther Pérez Canto
.
Sargento (R) Romualdo Rodríguez
·
Sargento Bernardo Roberto Zapi
·
Agente José Roberto Iacovello
·
Agente Juan Carlos Blanco
·
Agente Alicia Esther Lunati
·
Agente Ernesto Alberto Martinzo
·
Cabo Genaro Bartolomé Rodríguez
·
Sargento Adolfo Chiarino
·
Cabo Elba Hilda Gazpio
·
Cabo Vicente Iore
.
Sra. Josefina Cepeda
Como
consecuencia de las heridas recibidas, fallecieron:
·
Supernumerario Ramón Arias el 7 de julio de 1976.
·
Sargento Marta Olga Pérez de Bravo el 9 de julio de 1976.
·
Oficial Ayudante Héctor Castro el 11 de julio de 1976.
·
60 HERIDOS.
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