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lunes, 11 de junio de 2012

"BASTARDOS SIN GLORIA"...Son los asesinos guerrilleros del ERP...Derrotados en Tucumán...General Vilas. La "pesadilla" del ERP




General Vilas. La "pesadilla" del ERP

Corrientes, 20 de junio de 1925.
Ingresó en el Colegio Militar de la Nación el 2 de agosto de 1943 y egresó en 1947 como subteniente del arma de Infantería.

En enero de 1975, ante los escasos resultados conseguidos por las operaciones militares contra la guerrilla del trotskista Ejército Revolucionario del Pueblo en los montes selváticos de Tucumán durante 1974, el coronel Acdel Edgardo Vilas fue ascendido a general de brigada y nombrado comandante de la V Brigada de Infantería con asiento en dicha provincia.

El objetivo estratégico del ERP, y de la Junta Coordinadora Revolucionaria que integraba junto con el MIR chileno, el ELN boliviano y Tupamaros de Uruguay, consistía en consolidar una "zona liberada" para ser reconocido internacionalmente como una fuerza beligerante en una guerra civil argentina y, a continuación, extenderla a las provincias de Salta y Jujuy limítrofes con Bolivia. Es decir, recorrer el camino inverso al intentado por el Che y sus 27 militares cubanos en 1967.

El 5 de febrero el gobierno de la Nación presidido por María Estela Martínez de Perón ordenó por Decreto 261/75:

El comando General del Ejército procederá a ejecutar las operaciones militares que sean necesarias a efectos de neutralizar y/o aniquilar el accionar de elementos subversivos que actúan en la provincia de Tucumán.

Dichas operaciones fueron enmarcadas dentro de un nuevo plan estratégico: el Operativo Independencia. Como comandante de la V Brigada, el general Vilas fue nombrado gobernador de Tucumán y jefe del citado operativo, quedando subordinadas a su mando las tropas de las tres Fuerzas (la Armada aportó una Compañía de infantes de marina y la Fuerza Aérea algunos cazabombarderos), de la Gendarmería Nacional, de la Policía Federal y de la Policía de Tucumán que considerara necesario movilizar. No, evidentemen-te, por el potencial militar del enemigo, sino por el valor simbólico que suponía implicar a todas las fuerzas del Estado en los combates contra una agresión a la República Argentina decidida y coordinada por la subversión marxista internacional desde París y La Habana.

Vilas fue escogido para esa misión por ser uno de los oficiales del Ejército formados en los cursos impartidos desde 1959 en la Escuela Superior de Guerra de Buenos Aires por oficiales franceses veteranos de las guerras de Indochina y Argelia. Por lo tanto, era un experto en la estrategia de guerra contrarrevolucionaria elaborada por el Ejército francés y divulgada por los libros del coronel de Infantería de Marina y jefe de la Agrupación de Comandos Mixtos Aerotransportados, Roger Trinquier, "La guerra moderna" y "Guerra, Subversión, Revolución". La aportación de Trinquier, además de su propia praxis combatiente en las guerras coloniales, fue sistematizar como doctrina sus experiencias y las de los generales de las Fuerzas Especiales Paul Asussaresses, y Jacques-Emile Massu, comandante este último de la X División de Paracaidistas (Trinquier fue el subcomandante), que llevó el peso de las operaciones contraterroristas en la Batalla de Argel; reconstruidas en un excelente film dirigido por el italiano Gillo Pontecorvo en 1965, "León de Oro" en el Festival de Venecia.

Como jefe del Operativo Independencia, el general Vilas planificó y condujo las operaciones que entre marzo y octubre de 1975 aniquilaron a la Compañía de Monte "Ramón Rosa Jiménez" del ERP en la selva, y a sus ramificaciones urbanas en San Miguel de Tucumán, capital de la provincia.
La clave del éxito consistió en que, a diferencia de la etapa anterior, y tras un exhaustivo trabajo de Inteligencia sobre la estructura orgánica del ERP, Vilas comprendió que, a pesar de las apariencias, el verdadero frente de guerra erpiano estaba en la ciudad de San Miguel y no en el monte. En efecto, en esa ciudad estaban la comandancia regional, los guerrilleros (300) para cubrir los relevos mensuales y las bajas, los depósitos de armas, pertrechos y alimentos; los servicios de sanidad, documentación, transportes, comunicaciones y propaganda.

Este radical cambio de perspectiva desbarató los planes de los estrategas erpianos, porque su objetivo de fijar sobre el terreno selvático a las fuerzas del Estado no sólo no se cumplió, sino que fue su Compañía de Monte (cien combatientes dispersos en diez campamentos), la que quedó rodeada e inmovilizada en una nueva zona de operaciones decidida no por ellos sino por el Ejército Argentino.
Perdida la iniciativa -movilidad constante y ataques sorpresivos, esenciales en la guerra de guerrillas-, y desconcertados ante el hecho de que en una primera fase el Ejército no entrara en el monte para entablar combates, los erpianos se pasaron varios meses haciendo bucólicas guardias, reconocimientos del terreno y participando en soporíferas lecturas colectivas de los textos clásicos del marxismo. Cuando más tarde intentaron operaciones ofensivas para terminar con esa situación, fracasaron estrepitosa-mente y huyeron hacia sus campamentos abandonando armas, equipos y vehículos; tal como ocurrió en el combate de Manchalá.

El resultado fue que en septiembre el Comité Ejecutivo del PRT-ERP celebró en la selva tucumana un Plenario presidido por el comandante Mario Roberto Santucho en el que se reconoció el fracaso y se decidió el abandono escalonado de los campamentos. Sin embargo, tras la muerte en combate del "capitán" Jorge Carlos Molina el 8 de octubre, y la captura del campamento central diez días después, el Estado Mayor ordenó disolver inmediatamente los restos de la Compañía de Monte y que los supervivientes regresaran a sus bases urbanas. Desde entonces, y hasta diciembre, el accionar de las fuerzas conjuntas del Estado se limitó a operaciones de rastrillaje en la capital para destruir la infraestructura del ERP y capturar a los últimos terroristas en sus madrigueras.

El 15 de diciembre de aquel año 1975 que presenció el mayor desarrollo del ERP y a la vez su aniquilación, el general Vilas fue nombrado subcomandante del V Cuerpo de Ejército con sede en Bahía Blanca, provincia de Buenos Aires, siendo relevado como jefe del Operativo Independencia y como comandante de la V Brigada por el general Antonio Bussi, quien en dos meses acabó con los combatientes residuales del ERP que habían desobedecido la orden de repliegue.


Generales Vilas (izquierda) y Bussi. Ambos le enseñaron a los civiles disfrazados de "comandantes", que la guerra es cosa de profesionales

En Bahía Blanca, uno de los principales bastiones de Montoneros, esta organización criminal también sería arrasada por la estrategia contraterrorista francesa (urbana) adoptada por el Ejército Argentino en detrimento de la norteamericana (contrainsurgencia selvática) impartida en la Escuela de las Américas -aunque ambas coincidieran en lo fundamental-: aislamiento social de los subversivos para que no pudieran "moverse como el pez en el agua" (Mao Tse-Tung); identificación de sus miembros, localización, captura, interrogatorio y ejecución sumaria.

Durante la campaña de Tucumán, el general Vilas fue escribiendo un Diario de Guerra de gran interés histórico. Hasta la fecha el Diario no ha sido publicado y nadie sabe quién lo tiene, o si ha sido destruido. Sin embargo, el sitio de Internet Nunca Más.org reprodujo varios de sus capítulos.

Con la perspectiva del tiempo, hoy resulta evidente que la adopción por el Ejército Argentino de la "doctrina francesa" fue técnicamente acertada, y que el camino hacia la derrota definitiva de la subversión marxista quedó abierto por el general Vilas y los oficiales de su Estado Mayor. La aplastante victoria sobre el ERP en Tucumán y en Buenos Aires (Monte Chingolo), ambas en diciembre de 1975, resultó ser decisiva para la guerra contrarrevolucionaria porque supuso aniquilar la mitad del potencial de todas las organizaciones insurgentes, de tal manera que a partir de entonces las operaciones de las fuerzas conjuntas del Estado pudieron centrarse exclusivamente en el Ejército Montonero y en otras bandas terroristas de menor importancia.
 
Causando una última derrota a aquellas izquierdas alzadas en armas contra el Estado argentino y la población civil anticomunista, el general Vilas, que según algunos testimonios desquiciaba a Santucho, falleció en la Ciudad de Buenos Aires el 23 de julio de 2010 sin que el régimen de los ex montoneros Kirchner hubiera podido vengarse condenándolo a prisión perpetua mediante esa farsa jurídica que llaman "terrorismo de Estado".

Jorge Fernández Zicavo 

Fuente:TERMIDORIANOS
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