""Visita a Marcos Paz
Abril del 2013
Son las 7 de la tarde y acabo de regresar de la prisión de Marcos Paz.
Mi profesión me llevó, desde joven a recorrer múltiples cárceles del
país por lo que entrar y salir de las mismas no significa para mi nada
nuevo. Pero algo ha cambiado: el tener ahora que visitar a presos que
sé que están allí alojados por razones puramente políticas, sometidos a
juicios vergonzosos, donde todo lo que se me enseñó en la Facultad de
Derecho y aprendí en mis 40 años como abogado penalista, los jueces
serviles a este gobierno lo han tirado por la cloaca, me abruma y
desespera.
Yo, que siendo un joven idealista más, decidí ser abogado para luchar
por la Justicia y la libertad del hombre, hoy, llegando al ocaso de mi
vida creo percibir que toda mi lucha ha sido en vano. En estos últimos
años he visto lo peor de la naturaleza humana y, lo que mas me afecta
es que lo he visto en lo que debería ser la garantía para todo
ciudadano: en la Justicia, en sentencias firmadas por Jueces en
algunos casos motivados por razones puramente ideológicas y
revanchistas, pero en otras por seres pusilánimes, llenos de cobardía,
ausentes de principios como el honor, principios que siempre deberían
caracterizar a los encargados de juzgar a otros seres humanos en nombre
de la Sociedad.
Ahora visito a quien en su momento fue mi Juez en Tribunales, luego mi
Superior en un cargo público al que me convocó (sabiendo de mi pasión
por la verdadera Función Pública), y que mas tarde se convirtiera en
mi socio profesional y amigo. Un hombre que – siendo él Juez y yo uno
de sus imberbes Secretarios- me enseño la rectitud de la función
judicial y lo que era realmente juzgar con principios. Aprendí de él
la magnitud de aquellos valores que me llevaron a ser abogado, ya que,
si el caso lo ameritaba, debía trabajar 24 horas seguidas para que
detenidos con causas pasibles de ser sobreseídas no permanecieran ni un
minuto mas privados de su libertad. Y en ese aprendizaje he debido
pasar noches sin dormir en comisarías cuidando terroristas ,que sabía
habían cometido hechos atroces, todo porque mi Juez quería no obstante
preservar la integridad física de esos detenidos , ante el riesgo de
cualquier abuso por parte de las autoridades policiales o militares.
Años mas tarde, cuando quien había sido mi Juez me convocó para que lo
ayudara en su gestión como Ministro de Gobierno en la provincia de
Buenos Aires creí que de él todo lo había aprendido, pero en ese caso,
internándome en la actividad política, aprendí de su gestión mucho mas.
Aprendí a “no creérmela” (como dice siempre el ahora Papa Francisco) ,
a perseguir a los funcionarios deshonestos, y a luchar contra el
sistema que busca enlodarnos día tras día ( porque la corrupción no es
sólo del funcionario, sino también de quienes lucran con el Estado, que
son muchos y mas cínicos que el funcionario mismo al que buscan
corromper) Aprendí a luchar contra la burocracia de arriba y la de
abajo, esa “máquina de impedir” que día tras día frenaba nuestro
ímpetu, Y sobretodo aprendí que el Cargo Público debe ser considerado
como un Honor y no un Botin de Guerra. Un cargo con el que la sociedad
nos honra (no sería mi caso porque fui designado por un gobierno de
facto, pero creo que igual debe así interpretarse) exige que le demos
lo que necesita: una gestión transparente que le permita a todo
ciudadano vivir cada día con mas libertad y oportunidades, en una
sociedad que le brinde lo elemental: educación, salud, seguridad y
trabajo. Y aprendí por último a dejar esa labor, renunciando de
inmediato y sin rencores al cargo público cuando los de arriba no sólo
no daban el ejemplo sino que nos impedían seguir nuestro trabajo.
No obstante, lo bueno y lo malo que viví y que aquilató mi experiencia
de vida quedó minimizado al llegar al poder el sujeto que creo la
historia juzgara como uno de los gobernantes mas nefastos que tuvo la
Argentina , porque destruyó junto con su mujer la República ,mostrando
el aspecto mas vil y egoísta de la sociedad argentina.
Asistí así al cinismo de políticos y periodistas “opositores” que
aplaudían su “política de derechos humanos” sin tan siquiera llegar a
husmear que era lo que pasaba en los Tribunales. Cínicos comentaristas
que celebraban juicios a militares y policías que en un caso ya habían
sido juzgados en épocas políticamente mas duras – la de los primeros
años de esta democracia- y en otro se los apresaba y acusaba sin
pruebas concretas, basándose en la sola necesitad de vengar hechos
pasados, descargados sobre sujetos que nunca se sabrá si eran culpables
o inocentes. Un odio visceral que los llevó a soslayar los principios
básicos del derecho: testigos falsos, teorías seudojurídicas que van
contra el derecho aplicado en todos los países del mundo, escraches y
amenazas a jueces que aún conservaban algo de coraje para intentar
aplicar la ley, etc, etc. Todo ante el silencio o la indiferencia de
la gran mayoría de la sociedad, y especialmente de los referentes
sociales que deberían haber cuidado estas groseras violaciones al
derecho positivo. Ahora están llorando porque se están dando las
últimas embestidas contra la Justicia, pero como siempre ocurre ya es
tarde. El daño que este “modelo” le ha hecho al Poder del Estado que
debe asegurar la Justicia y la Libertad de las personas es enorme, y
mucho tiempo se tardará en repararlo, si es que alguna vez alguien
intenta hacerlo.
Vuelvo a aquel Juez que me enseño lo básico de lo que es administrar
Justicia. Hoy día preso no por haber cometido algún delito, sino
porque, al haber sido funcionario del gobierno militar de los setenta
“tenía que saber” lo que hacían los militares con los terroristas que
apresaban. Según sus captores, en su caso concreto tenía que conocer lo
que hizo el Gral Camps en la provincia de Buenos Aires, ello pese a que
Camps fue juzgado y condenado cuando vivía por un Tribunal
independiente, Tribunal que determinó con verdaderas y contundentes
pruebas procesales, que ese Ministro de Gobierno no había tenido ni
arte ni parte en lo que se le achacaba a Camps. Hoy día, no obstante,
mi ex Juez, socio y amigo fue condenado a Prisión Perpetua porque
“tenía que saber” (paradójicamente Camps fue condenado por la Cámara
Federal en la causa nro. 44 a 25 años de prisión)
Pero no acabó acá mi aprendizaje: Hoy se encuentra alojado en uno de
los pabellones mas incómodos del Módulo 4 de Máxima Seguridad de la
cárcel de Marcos Paz. No junto a militares, sino en el pabellón donde
va lo que en la cárcel llaman “el lumpen de los delesa”, esto es
policías provinciales, penitenciarios, civiles allegados a esas
policías, etc. y cada vez que en los demás pabellones que alojan a
militares, marinos o miembros de las Fuerzas de Seguridad se produce
una “vacante”, esto es, se libera una celda ( nunca por que pone en
libertad al ocupante, si se libera esa celda es porque lo trasladaron a
una cárcel peor o bien se murió) esta celda se la ofrecen en primer
término a mi amigo. Y cada una de esas ofertas es rechazada porque él
quiere quedarse allí donde esta esa gente mas “desprotegida” ,
trabajando todos los días ayudándolos en el manejo de sus causas, las
que se encuentran, en casi todos los casos, en manos de “defensores
oficiales” que también en su mayor parte son funcionarios “k” ( y que
en lugar de defenderlos los hunden).
Jaime –Jimmy- Smart, porque de él estoy hablando, lo hace día a día
con una sonrisa, con gestos de amabilidad hacia los reclusos que se
hacinan en ese pabellón, usando su bien ganado prestigio como penalista
y procesalista para ocuparse mas de las causas judiciales de los demás
que de sus propias causas, ( no tiene una sola causa penal, sino que
cada mes le inventan una nueva, ya que quienes manejan la política de
odio y revancha planean seguir con estos juicios-show por los siglos de
los siglos y para eso lo necesitan a Jimmy, una presa muy útil para
proseguir con su maquiavélico plan, que avala con fervor la propia
Presidenta de este país). He descubierto entonces ahora la faceta de
Jimmy que me faltaba conocer. La de la entrega por el prójimo. La del
desinterés por su suerte frente a la preocupación por la de todos los
que lo rodean. La del hombre que, con 77 años encima, descarta la
lesión en la columna que le produjo un reciente accidente con el móvil
que lo transportaba a Tribunales, para atender los males físicos o
sicológicos de sus compañeros de cautiverio. El hombre en definitiva,
que sabiéndose un perseguido político, una víctima mas de la Revancha
Montonera, olvida los agravios y siguiendo al pie de la letra el
ejemplo de Cristo perdona al que lo ofendió y ayuda al prójimo en
desgracia.
Yo lo he bautizado “Madiba”, que es el nombre tribal de Nelson Mandela,
pues su actitud se asemeja a la de ese ex presidente de Sudáfrica al
cual le pudieron robar por décadas su libertad física, pero no lograron
derribar su fortaleza espiritual.
…Me empastillo con un Valium – una rutina normal para cuando regreso de
Marcos Paz- Hoy dormiré gracias a esa droga, pidiéndole a Dios me
ayude a desprenderme del odio profundo que me carcome, pues se que es
un sentimiento negativo que me destruirá a mi antes que a mis
oponentes. Espero en algún momento lograrlo…por el momento se me
presenta como una Misión Imposible…
EDGARDO
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