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martes, 21 de octubre de 2014

"CARTA AL PAPA FRANCISCO"...Acordaos de los presos, como si estuvierais presos con ellos, y de los maltratados, puesto que también vosotros estáis en el cuerpo. HEBREOS 13:3....Yo, Pablo, escribo este saludo con mi propia mano. Acordaos de mis cadenas. La gracia sea con vosotros.

Carta de un militar preso al Papa Francisco

Marcos Paz, octubre de 2014
S S Papa Francisco
Ciudad del Vaticano
ROMA

Pedro César GUERRERO, Doc. Nac. de Identidad N° 14045001, alojado en el Complejo Penitenciario Federal II de Marcos Paz, provincia de Buenos Aires, República Argentina, me dirijo a SS profundamente conmovido en mi condición de preso político, por sus palabras que recoge un artículo periodístico referido al acto que se llevara a cabo en la Plaza San Pedro el 28/09/14, en celebración de la Fiesta de los Abuelos.
A cada instante recuerdo, entre otros pensamientos suyos en ese encuentro, cuando manifestó: “los abuelos son como árboles vivos, que también en la vejez no dejan de dar frutos”.
Nadie puede dejar de compartir su anhelo, cuando auspició que se construyan casas para ancianos “…pero que sean verdaderas casas y no prisiones. Y que sean para los ancianos, no para los intereses de algún otro, no institutos donde los ancianos viven olvidados y escondidos”
Todas estas frases dichas por S S, me llevan a pensar y a hacerme preguntas respecto de las cuales me gustaría que el Padre de la Iglesia, iluminado por el Espíritu Santo, me ayude a encontrar respuestas.
Soy un preso político que se encuentra detenido en este Complejo Penitenciario Federal II, desde el 04/11/2008, por presuntos hechos tipificados como “delitos de lesa humanidad”, los que habrían sido cometidos en la década de 1970.
S S, creo que por toda la información que Ud. posee y sigue recibiendo, no hace falta detallar en inventario de las violaciones jurídicas que la Justicia Federal Argentina ha cometido (y sigue cometiendo) en perjuicio de más de 1.800 ( un mil ochocientos) presos políticos, avasallando derechos constitucionales y procesales y. lo que es más grave, también aquellos derechos establecidos por los Pactos y Tratados internacionales que la Argentina ha firmado y asumido libremente.
Pero lo que me impulsa a enviarle este mensaje, no es tanto la denuncia de la aberración jurídica, sino las permanentes violaciones a los Derechos Humanos de los Presos Políticos y de sus familiares, sometidos permanentemente a la arbitrariedad, humillaciones, persecución y hasta amenazas por parte de grupos políticos financiados (escandalosamente, por cierto) y dirigidos por funcionarios del gobierno.
El promedio de edad de los más de 1.800 presos políticos de las distintas Fuerzas Armadas (Ejército, Marina y Aeronáutica), Fuerzas de Seguridad (Gendarmería y Prefectura), Fuerzas Policiales (Federal y Provinciales) y civiles, supera los 70 (setenta) años. Es decir, que la abrumadora mayoría (75 al 80% de los presos políticos) es gente anciana.
En los 5 años y 11 meses de detención que llevo cumplidos, me he sentido en incontables oportunidades (y aún me siento), torturado por el espectáculo diario de ancianos mayores de 80 (ochenta) años, o algo menores pero con movilidad limitada por sus dolencias físicas, que son llevados a comparecer ante los distintos Juzgados o para asistir a los debates orales y públicos en condiciones de tormento.
Los traslados para comparendos judiciales, como las salidas sanitarias, comienzan a las 04:30 hs. y el regreso, en el mejor de los casos, se efectiviza después de las 18:00hs.. Pero en muchas oportunidades recién se producen a las 00:00 hs., o aún alrededor de la 01:00 hs. del día siguiente, sin importar que luego, a las 04:30 hs. tenga que salir nuevamente. Y esto sucede mientras en realidad, en la mayoría de los casos, ya en horas de la mañana habían terminado su trámite de comparendo.
A estos comparendos (o consultas médicas) son llevados esposados, con gran riesgo de lesiones, en vehículos inadecuados aún para personas jóvenes, normalmente sin calefacción ni aire acondicionado y, en todo ese tiempo con escasa o nula alimentación y provisión de agua.
Pregunto a S S: ¿No parece este cruel tratamiento enderezado a la ejecución de una verdadera eutanasia?
Se me caen lágrimas de impotencia cuando recuerdo a muchos de esos ancianos, suplicar a los guardias para ser asistidos por alguna dolencia, o reclamar una medicación específica y urgente, que le habían prescripto 48 o 72 horas antes.
Pregunto a S S: ¿No constituye este abandono de persona, parte de un plan sistemático de eutanasia?
Cuando se logra conseguir un turno para realizar una consulta médica extramuros con un especialista o para realizar un estudio determinado, en un altísimo porcentaje se llega tarde y se pierde el turno…, a pesar de haber salido a las 04:30 hs. del Complejo Penitenciario. Parece una broma de mal gusto lo que estoy narrando pero no es más que una muestra de la cruda realidad que estamos padeciendo.
Esta situación es perfectamente conocida por el Poder Judicial de la Nación, que no interviene porque es “política de Estado”.
A los presos políticos que pagan puntualmente su Obra Médica Social, les corresponde ser atendidos en los hospitales de cada Fuerza (Militar, Naval, Aeronáutico, Policial, etc.); pero por un acuerdo criminal entre el Ministerio de Defensa y el de Justicia, se prohibió a esos centros de salud que puedan atender a imputados por “delitos de lesa humanidad“.
Esta decisión tomó estado público pero se sigue aplicando con todo rigor aún después de todas las denuncias y recursos presentados los que, invariablemente, fueron desestimados por presión política de la Presidente de la Nación y los jueces que entienden en las causa caratuladas de “lesa humanidad”.
Pregunto a S S: ¿Esta no es una política dirigida claramente a cometer eutanasia?
Para los presos políticos la atención médica resulta una parodia. Por ejemplo, para que se me proveyeran los anteojos que necesitaba imperiosamente a fin de poder leer por mi mismo los escritos judiciales donde se jugaba mi destino como preso político, he debido suplicar durante un año y dos meses. Esta situación no era desconocida para la procuración Penitenciaria ni para la Comisión de Cárceles pero, al parecer, también los comprende a ellos la punición infinita que promueve la “política de Estado” que impulsa el actual régimen encaramado en el gobierno de mi país.
Por todo lo expuesto, me permito adjuntar a la presente una copia xerográfica de lo denunciado ante la Fiscalía de la Corte Penal Internacional con fecha junio del corriente año, donde S S podrá leer en párrafo resaltado un reflejo de su inspirada sentencia: “El abandono de los ancianos es una eutanasia disimulada”.
Me parece apropiado destacar que en esa fecha (junio 2014) ya sumaban 235 (doscientos treinta y cinco) los muertos en cautiverio. Como resultado eficiente de la “política de Estado” que promueven y ejecutan algunos de los que frecuentemente se sientan a su mesa, al 06 de octubre los muertos habían llegado a la cantidad de 254 (doscientos cincuenta y cuatro). Esta denuncia aún espera respuesta.
Quiero informar a S S que en la Fiscalía de la Corte Penal Internacional tengo asignada, por otra denuncia que presenté el año pasado, la identificación OTP-CR-365/13. Respecto de lo denunciado por mi en ese expediente, no niegan que el estado Argentino comete delito, pero alegan que esa Corte no tiene jurisdicción.
También podrá apreciar en el escrito adjunto que las muertes y el marcado abandono de persona (la “eutanasia escondida” que S S denuncia) pasan sin la menor señal de alarma o propósito de intervención de mimgún organismo jurisdiccional- local o internacional- de todo lo cual resultan responsables la Sra. Presidente de la Nación, la mayoría de los Ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, los Jueces federales que entienden en las causas de “lesa humanidad” y, por lógica consecuencia también el Congreso de la Nación por ser el organismo de control constitucional sobre el orden jurídico válido establecido.
Si la Iglesia sabe que en Argentina, un grupo de más de 1.800 ancianos presos políticos están sometidos a una eutanasia escondida por parte del Estado, me pregunto:
¿Por qué la Iglesia no confecciona un documento específico para denunciar esta cruel matanza?
¿Por qué la Iglesia no solicita a los organismos internacionales (como la Comisión de DD.HH. de la ONU) que visite los lugares de detención y entreviste a los ancianos presos políticos ilegalmente detenidos?
¿Por qué la Iglesia no pide al Fiscal de la Corte Penal Internacional que abra una investigación respecto de las violaciones na los DD.HH. por parte del estado Argentino, contra un grupo nacional claramente discriminado de la población?
S S ejerció su ministerio en Argentina en la década del ’70. En nuestro país se vivió una guerra muy triste porque fue entre connacionales y que provocó la caída del gobierno constitucional. Ahora que hemos vuelto a la democracia debemos hacer lo necesario para conservarla superando los viejos conflictos para enfrentar los nuevos desafíos y peligros que enfrenta, no solo la Argentina, sino ya todo el planeta.
Debemos luchar primero por la reconciliación y la concordia entre los argentinos, pero con justicia. No con la que utiliza el régimen porque está enferma de odio, venganza, resentimiento, corrupción, prevaricato y deshonor entre otros males. Aristóteles y Santo Tomás de Aquino sostuvieron, cada uno a su tiempo, que la “idea” de estado es la “idea” de Justicia. Es el concepto moral más elevado que conozco, respecto de la sociedad políticamente organizada.
Cuanta razón le asiste a S S cuando dice: “…un pueblo que no protege a sus abuelos y no los trata bien, es un pueblo que no tiene futuro. No tiene futuro porque pierde la memoria y se separa de sus raíces”
Aquí en Argentina, este gobierno trata de confundir la memoria colectiva para lo cual tergiversa completamente la historia y los valores de sus protagonistas. No se puede negar la guerra que nos impusieron ni la gravedad de los hechos cometidos por ambos bandos, pero que son responsabilidad principal de agresor (Rusia, Cuba y los mercenarios locales). Nada habría sucedido si no nos hubiesen invadido para apoderarse de nuestro país y de nuestro pueblo. S S estaba aquí.
S S sabe, como pastor de hombres, que el silencio confunde y duele. Le suplico que nos haga oír su voz.
Me despido de S S rezando un Padrenuestro, que es la más bella declaración de amor y sumisión a Dios que yo conozco y pidiendo al Espíritu Santo que lo ilumine para que quiera obsequiarme, de su sabiduría, las respuestas que necesito para mis preguntas.
Con mi Fe en Jesús y mi Esperanza en S S, le pido humildemente su bendición para mí, para todos los presos políticos argentinos y para nuestras familias.

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