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sábado, 15 de diciembre de 2012
" NOTICIAS DE LA GUERRA: Santucho, un aborrecible enemigo de la Patria "...Capitán Juan Carlos Leonetti dió su vida por la Patria combatiendo al infame terrorismo...
Jorge Fernández Zicavo
Después de la aplastante derrota sufrida en su ataque al Batallón de Arsenales 601º de Monte Chingolo el 23 de diciembre de 1975, y de la definitiva aniquilación de su guerrilla rural en Tucumán en febrero de 1976, el trotskista Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) fue devastado por una sistemática captura de cuadros, que el 28 de marzo de ese año estuvo a punto de incluir a su Estado Mayor y al Comité Central de su Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) reunidos en una casa-quinta de la ciudad de Moreno, Provincia de Buenos Aires.
Allí, el 'comandante' Mario Roberto Santucho, el 'capitán' Benito Urteaga, el jefe de Inteligencia, Arnold Kremer alias 'Luis Mattini' y otros jefes del PRT y del ERP, consiguieron huir gracias a una escuadra de seguridad que contuvo el ataque policial y de un grupo de tareas del Servicio de Información del Ejército mandado por el capitán Leonetti, a quien se le había encomendado la misión de dedicarse exclusivamente a la captura de Santucho.
(Aclaración: se entrecomillan los grados del ERP para diferenciarlos de sus equivalentes en el Ejército Argentino. Santucho fue el único 'comandante'. Los 'capitanes' cumplían funciones de segundos comandantes).
En julio de 1976, cayeron sus más importantes imprentas y 'cárceles del pueblo': en el Nº 170 de la calle Ecuador, en San Andrés, Prov. de Buenos Aires, donde tenían cautivo al vicecomodoro Roberto Moisés Echegoyen ejecutado por los terroristas al verse copados; y en la calle Achaval Rodríguez Nº 1035 del barrio Observatorio, de la ciudad de Córdoba.
A continuación reproducimos el relato oficial sobre las circunstancias en que se produjo la localización del refugio de Santucho y la muerte del capitán Juan Carlos Leonetti. Una versión que en sus líneas generales ha sido ratificada por el citado Kremer.
En la mañana del 19 de julio de 1976, el italo-argentino Domingo Menna, miembro del Comité Central del PRT, fue capturado en la estación Lisandro de La Torre del Ferrocarril General Bartolomé Mitre (se ignora por qué o cómo fue identificado: ¿azar, cita 'envenenada' delatada por un prisionero?) encontrándose en sus bolsillos una factura de Farmacia por la compra de un nebulizador en la que constaba su domicilio: calle Venezuela Nº 3145, 4º-B, de Villa Martelli, Provincia de Buenos Aires. Un fallo inconcebible en un clandestino curtido como Menna, y referido a la guarida del hombre más buscado por las fuerzas del Estado. En su resumen de los días 18 y 19 de julio, Kremer no menciona la captura de Menna aquella mañana ni la existencia de la factura.
Sigue el relato oficial: Conocedor el SIE de que el 'capitán' y segundo comandante del ERP Benito Urteaga tenía un hijo asmático, tras una discreta inspección exterior del edificio se decidió que el Grupo de Tareas mandado por el capitán Leonetti procediera a asaltar la vivienda ante la posibilidad de pudiera encontrarse allí.
Previamente, y como maniobra de distracción para no alertar a los ocupantes, se montó uno de los entonces rutinarios controles de automóviles en las inmediaciones (Ruta Panamericana y Avda. General Paz), integrado por fuerzas conjuntas de Policía Federal, Prov. de Buenos Aires y Ejército.
Al irrumpir el Grupo de Tareas en la vivienda, se encontraron y tirotearon cuerpo a cuerpo con Urteaga y... ¡Santucho! quienes, al igual que el capitán Leonetti, resultaron muertos en el acto.
La compañera de Santucho, Liliana Delfino, y la de Menna, Ana María Lanzilloto, que también intervinieron en el tiroteo, fueron trasladadas al hospital de la guarnición de Campo de Mayo para ser curadas de sus heridas e interrogadas. La CONADEP las registra como desaparecidas. Ambas pertenecían al Comité Central del PRT. El hijo de Urteaga (3 años) que vivía allí con su padre, resultó ileso y fue entregado a sus familiares. Los cadáveres de Santucho y Urteaga también fueron llevados a Campo de Mayo.
Puede afirmarse, sin duda alguna, que aquel 19 de julio el PRT y su ERP, la más 'militar' de todas las organizaciones terroristas argentinas (copó cinco unidades del Ejército llevándose 750 armas y fracasó en otras dos), fueron definitivamente aniquilados. En gran parte, gracias a la copiosa documentación que Santucho guardaba en una valija.
A partir de entonces hubo alguna que otra acción esporádica de 'propaganda armada' destinada a provocar una quimérica 'insurrección de la clase obrera contra la dictadura militar'; y a finales de 1976 ya ni siquiera eso.
Según Kremer-'Mattini', estaba previsto que al mediodía de ese lunes 19, Santucho se reuniera con el comandante de Montoneros, Mario Eduardo Firmenich, para formalizar la futura coordinación de las dos organizaciones armadas en una OLA (Organización para la Liberación de Argentina), pero que dicha reunión fue cancelada a último momento porque el oficial de enlace montonero no acudió a la cita previa al encuentro. Asimismo, informó que a las cinco de la tarde Santucho y su mujer iniciarían una complicada fuga hacia Cuba. Tenían los pasajes, pasaportes y algunos retoques en el cabello de Santucho.
Entrevista a 'Mattini':
'Mi último día con Santucho'
http://www.argenpress.info/2009/07/mi-ultimo-dia-con-santucho.html
Cerramos este artículo con el Editorial del diario Buenos Aires Herald del 20 de julio de 1976. Notable síntesis de aquellos trágicos años, y digno epitafio para despedir al capitán Leonetti.
"Va contra la naturaleza humana el alegrarse ante la muerte de otra criatura humana, pero la gente más decente y la de mejor corazón en la Argentina y en cualquier otra parte del mundo, no podrá evitar un sentimiento de profundo alivio ante la noticia de la muerte, el lunes por la tarde, de Roberto Mario (sic) Santucho.
Este aborrecible individuo, y sus igualmente desagradables compinches, muertos también el día lunes -la lista completa no ha sido aún entregada por las autoridades a tiempo para su publicación- han causado durante los últimos años incalculable angustia y sufrimiento en la Argentina. Para muchas personas el sentimiento de alivio ante su muerte se verá también conformado por una satisfacción enteramente humana, en cierta medida como un sentimiento de venganza por los miles que han muerto merced a la delirante locura de Santucho y sus secuaces.
Afortunadamente Santucho ha seguido el camino de otros líderes igualmente asesinos, como Ernesto Guevara, con quien Santucho fue comparado en cuanto a importancia.
Pero hay en esto una moraleja, que consiste en que cuando las fuerzas armadas dejaron de verse deliberadamente entorpecidas por la esfera gubernamental, como ocurrió durante el nefasto período peronista, comenzaron a tener un éxito tras otro en su lucha contra el terrorismo. La declinación comenzó aparentemente cuando Santucho grandilocuentemente decidió escoger la selva tucumana como base de operaciones, olvidando que el mismo Guevara fue vencido por el gobierno boliviano: entonces ¿qué posibilidades tenía un líder de menor envergadura contra un ejército aún mayor?.
Lamentablemente, esto no pone punto final a la organización siniestra encabezada por Santucho. Pero su eficiencia ha sido pulverizada por una serie de efectivos golpes militares: más de 100 adeptos muertos en diciembre, cientos más muertos a partir de entonces, la mayor imprenta de la organización descubierta la semana pasada, y ahora Santucho y probablemente muchos otros líderes máximos, también muertos.
Todos los Santuchos del mundo no pueden compensar la vida de los civiles, soldados y otros miembros de seguridad que han muerto -en muchos casos simplemente asesinados, sin estar remotamente comprometidos paramilitarmente-. Hasta cuando Santucho fue hacia su muy demorada muerte, otro soldado cayó con él: el capitán Juan Carlos Leonetti, quien, según se reveló, era uno de aquellos a cuyo cargo estaba seguir a Santucho y capturarlo o matarlo. Leonetti es otro de quienes -pese a la culposa indiferencia de mucha gente en la Argentina- ha muerto por preservar el modo de vida que ha sido acordado por todas las personas responsables en este país
Con Santucho muerto, la lucha debe proseguir hasta que se liquide todo vestigio del cáncer. El resultado no estuvo jamás en duda, pero con cada nueva victoria militar se aproxima más el día en que el terrorismo se desvanecerá en la memoria de la Argentina".
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Juan Carlos Leonetti nació en Mercedes, Buenos Aires, el 28 agosto 1944.
Ingresó en el Colegio Militar de la Nación el 08.03.1961 y egresó el 22.12.1964 con el grado de subteniente del arma de Ingenieros. Fue destinado a la Escuela de Ingenieros y posteriormente al 2º Escuadrón de Ingenieros, y al Batallón 601º de Inteligencia (SIE). En junio de 1965 ascendió a teniente, en 1971 a teniente 1º y en 1975 a capitán.
Estaba casado con María del Carmen Viola, con la que tuvo tres hijos.
En homenaje al Mayor 'post mortem' Juan Carlos Leonetti, se ha puesto su nombre a varias instituciones. Algunos ejemplos:
Escuela N° 496 del Municipio de Fernández, Santiago del Estero.
Escuela Intercultural Nº 604 de Bernardo de Irigoyen, Misiones.
Escuela Nº 180 de María Grande, Paraná, Entre Ríos.
Centro de Información Bibliográfica del Ejército Argentino.
Central de Reunión de Inteligencia Militar del Ejército Argentino.
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Cadáver de Santucho
..." NOTICIAS DE LA GUERRA: Santucho, un aborrecible enemigo de la Patria "...Capitán Juan Carlos Leonetti dió su vida por la Patria combatiendo al infame terrorismo...Comentado y publicado por Miguel....
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