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jueves, 6 de diciembre de 2012

"LOS ASESINOS DE NIÑOS"...6 de dicimbre 1977...Juan Barrios...tres años de edad...Asesinado por infames terroristas Montoneros...

6 de dicimbre 1977. Juan Barrios. Así mataba el terrorismo en Argentina



Clotildo Isaac Barrios es el padre de Juan Eduardo Barrios. Apuesto a que usted no los conoce. Clotildo Barrios, cuenta su tragedia… una entre otras miles de tragedias argentinas
Su hijo, Juan Eduardo Barrios, a los 3 años de edad fue asesinado por miembros de la agrupación terrorista Montoneros. Ocurrió un 6 de diciembre de 1977. Ese día, cerca del mediodía, Rubén Mórtola (el vasco), y su esposa, Estela Inés Oesterheld (marcela), llegaron hasta el Banco Provincia de Monte Chingolo a ejecutar a un policía: Herculiano Ojeda. Pasan con el auto frente al banco, balean a Ojeda, que queda agonizando en la vereda. Rubén Mórtola detiene el auto. Estela Oesterheld baja con una bolsa con nafta. Rocía con nafta a Ojeda, que agoniza en la vereda, y lo quema vivo. Estela Inés Oesterheld tiene 25 años y es hija del creador de El Eternauta, sube al auto, pero antes de darse a la fuga, su sangre asesina le empuja un zarpazo final. Saca la ametralladora por la ventanilla y tira una ráfaga furiosa de balas.
Juan Eduardo Barrios sale del banco con su mamá. Han ido a pagar la cuenta de luz, y caminan hacia el quiosco a comprar un helado. No llegan, porque una bala le atraviesa el intestino a Juan, y otras balas hieren a varias personas. Los médicos del hospital de Lanús fueron a buscar a la fábrica a Clotildo Barrios, por entonces, un joven operario metalúrgico… deben darle la noticia trágica: Han asesinado a su hijo de 3 años. Nunca los Barrios se sobrepusieron al dolor. Clotildo lo cuenta sin pompa esta noche en Buenos Aires, y las lágrimas le brotan a mares, y se hacen océano



“Ay!!” fue lo único dijo Juan Barrios en brazos de su mamá cuando una bala “revolucionaria” le perforó los intestinos. Juan Barrios nunca supo de revoluciones ni de terroristas… solo del amor de sus padres quefueron a pagar una cuenta al banco.
“Nunca nadie nos llamó”, susurra Clotildo Barrios entre lágrimas. “…a mí se fueron las ganas de todo. No quería levantarme a las 5 de la mañana para ir a trabajar, no le encontraba sentido a nada...” Todo esto dice Clotildo Barrios, de éste lado del océano y con la voz quebrada de dolor.
Rubén Mórtola y Estela Oesterheld cayeron en combate en 1.977. Sus cuerpos fueron entregados a sus familias, y Martín, el hijo de ambos, fue entregado a su abuela. Así y todo, sus nombres están en el Parque de la Memoria mintiéndolos desaparecidos, y homenajeando la barbarie asesina de ambos.
Clotildo Barrios, solo, sigue luchando contra esos enormes “molinos del miento”.
Cada vez que olvidamos a las Víctimas del terrorismo de Argentina… las volvemos a matar.

Un perito acusa a política de derechos humanos del gobierno

YO ACUSO: ASESINATO EN NOMBRE DE LOS DERECHOS HUMANOS- OTRA VÍCTIMA- GRAL IBERICO SAINT JEAN

Por Dr. Mariano N. Castex (*)



Porque creo en los derechos humanos para todos, es que escribo estas líneas. De documentación oficial que puede solicitarse en El Cronista y que no se ha podido incluir por razones de espacio, surge la prueba indiscutible de que en mi patria, en nombre de tales principios, prostituyéndolos, un grupúsculo que ha tomado posesión de algunos tribunales “especiales” administra venganza y no justicia.
Todos aquellos que creemos en las libertades individuales y que fuimos víctimas del gobierno de 1976 no estamos con lo primero, si no con lo segundo.
Queremos que se condene a los violentos, sin discriminación alguna. Queremos que actúe una justicia que no discrimine porque si esto acaece como en efecto ocurre, es el fin de una Justicia con letra grande y el óbito de una real democracia. Argentina hoy más que nunca clama por paz, concordia y diálogo. Hace escasas semanas un ex gobernador del gobierno militar, nonagenario, vio revocada su prisión domiciliar y trasladado a una cárcel común, luego de una farsa vergonzosa. Hasta se le tomó indagatoria estando en unidad de atención intensiva. La consecuencia fue su óbito. Una muerte anunciada por los forenses independientes, un homicidio silenciado por quienes manipulan sin pudor alguno la tragedia argentina de la década del setenta. Ibérico Sain Jean fue asesinado in obliquo por el Tribunal Oral Federal de La Plata.
El informe anexo que está en la redacción de este diario, fue presentado en 2011 y además de coincidir con todos los forenses que participaron de la Junta, reiteró otros dictámenes previos por otros profesionales de igual categoría, juntas todas de las que se participó quien estas líneas firma. Quien esto escribe, preso en los finales de la década del proceso militar, a lo largo de casi dos años, experiencia claramente referida en las páginas del ensayo El País del Minotauro, no es posible silenciar esta reciente aberración acaecida en nuestra “democracia” ante la “Historia”, ya que esta va a reclamar algún día la verdad de cómo se manipulan los derechos humanos en nombre de la Venganza, pisoteando así a la Justicia. El Tribunal hizo caso omiso de la prevención, designó a dedo a “especialistas” que “convenían” basureó a los forenses oficiales –hasta los denunció ante la Corte Suprema de la Nación, y dió la razón a una especialista en epilepsia (una suerte de Madame Kollontai contemporánea), maltrató a un anciano indefenso, revocó la prisión domiciliaria y lo sepultó en la cárcel de Marcos Paz. En pocas palabras lo llevó, “carente de la capacidad para estar en juicio” a un cadalso, sabiendo cual era la situación del geronte. Se justifica esta nota porque testigos que hablen quedan muy pocos, ya que reina el miedo y en el futuro los archivos y la escasa prensa independiente que queda deberá hablar. Aún cuando no estemos de acuerdo en muchas cosas, respeto las ideas y me dejaría matar por los derechos humanos, ya que fuí víctima de su violación en tiempos del proceso militar. Pero los derechos son para todos sin distinción y por ellos desde uno y otro bando pelearon no pocos en la década aquella. Ibérico S. Jean era un caballero, un soldado en una guerra que él no declaró y un pensador que no vaciló en enfrentar al presidente Lanusse, yendo al retiro, por defender la ley. Endosarle gratuitamente crímenes aberrantes que acaecieron en esa época en jurisdicciones en las que no tenía responsabilidad alguna, mientras se mira para otro lado ante otros asesinatos causados por la guerrilla, no deja de ser fruto de la ignorancia y de una perversa arbitrariedad, ya que era archisabido que el ejecutivo provincial no tenía jurisdicción alguna sobre la lucha contra la insurgencia –potestad reservada en forma exclusiva al Ejecutivo Nacional-.
Que su muerte y otras muchas de las que no se habla por temor, sea un llamado de atención para que de una vez por todas cese el carnaval instaurado por la venganza y que la Justicia vuelva a brillar en el suelo argentino que clama por PAZ, así, en letras grandes. Pienso que algún día lograremos esa paz y entonces exista un único monumento que conmemore a todos aquellos que desde los más diversos ángulos lucharon y murieron por sus ideas en pro de una Argentina mejor y más justa.

(*) Perito médico y psiquiatra en Causa 2955/09 NUEVA EVALUACION PSICOFISICA Ciudadano Ibérico Manuel SAINT JEAN. 
Artículo publicado en EL CRONISTA de la ciudad de Chascomús.


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