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ESTOS SON LOS TERRORISTAS ASESINOS DEL PUEBLO ARGENTINO Y QUE HOY SE PASEAN POR LOS ESTRADOS JUDICIALES PIDIENDO PLATA Y VENGANZA...
14 de enero 1972: terroristas asesinan al oficial de policía Juan Roque Russo al sargento de policía Rómulo Salvatierra al sargento principal Néstor Godoy y al cabo Raúl Oscar Pereda....29 de Diciembre 1976 asesinan al Coronel Francisco Castellanos...El 15 de diciembre de 1976 terroristas asesinan con una bomba, a 14 personas... 6 de Diciembre de1977 terroristas asesinan a Juan Eduardo Barrios, un niños de tan solo 3 años de edad...Por los caidos a manos del terrorismo asesino de niños, asesinos de la población civil, asesinos de hombres valientes de todas las fuerzas, decimos:: “La muerte inmortaliza el nombre de los que se sacrifican por la comunidad…” . Ademas ALGO ES SEGURO:DEL COMBATIENTE, A SU TIEMPO EL PUEBLO DIRÁ: "Nosotros al verles, siempre diremos con admiración: He ahí; esos sellaron con su sangre y sus espadas la libertad de su patria y sus nombres irán de padres a hijos, de generación en generación.” www.porlamemoria-miguel.blogspot.com.ar
El 14 de enero de 1972 murieron el oficial Juan Roque Russo, el sargento primero Rómulo Salvatierra y el sargento principal Néstor Godoy a causa de la bomba que estaban intentando retirar del domicilio del ex Ministro de Justicia, Dr. Jaime Perriaux, en la calle Gelly y Obes de Barrio Norte (Cap. Fed). El cabo Raúl Oscar Pereda también recibió heridas de tal gravedad que le costaron la vida pocos días después de estar en estado crítico en el Hospital Churruca. La bomba de dinamita y fósforo había sido camuflada en un arreglo floral, pero la empleada de la familia Perriaux sospechó del paquete y dio aviso al portero del edificio, quien inmediatamente se contactó con los servidores del orden. Sin embargo, la organización terrorista FAL (Fuerzas Armadas de Liberación), logró su cometido: sesgar vidas inocentes y herir a otras 12. Rescatamos las palabras mencionadas en uno de los funerales: “La muerte inmortaliza el nombre de los que se sacrifican por la comunidad…”
Recordamos al Coronel Francisco Castellanos, que fue asesinado el 29 de diciembre de 1976 en Florida (Pcia. de Buenos Aires), por un comando terrorista de Montoneros, que le descargó una ráfaga de ametralladora cuando se trasladaba en auto a dos cuadras de su casa. También fue herido de gravedad su chofer, el soldado Alberto Gutiérrez. Un fin de año dolorosísimo para la Familia Castellanos que se repite año tras año al continuar impune este crimen.
El 15 de diciembre de 1976, una carga explosiva de 6 Kg. de Trotyl acabó con la vida de 9 personas. Otras 5 morirían durante los siguientes días, elevando el total de muertos a 14. Ese día, en el microcine de la Subsecretaría de Planeamiento del Ministerio de Defensa, el agente civil y terrorista infiltrado, Juan José Dios, asistía a la charla del Tte.Cnel. Carullo junto con las víctimas, entre las que había civiles, integrantes de las Fuerzas de Seguridad y Diplomáticos. Aprovechando un descanso para tomar café, el terrorista se retiró del lugar, dejando un maletín con explosivos debajo de la silla que ocupaba. Montoneros se atribuyó el atentado en Evita Montonera de Febrero de 1977, jactándose de que “Una vez más, los ojos oídos y brazos del pueblo llegan a los lugares donde los cipayos deberían sentirse seguros. Pero no es así, la decisión popular de luchar y vencer hace vulnerables todos los refugios de esta fuerza militar y económica de ocupación de nuestra patria”.
“Ay…” fue lo único que llegó a decir el nene de 3 años. Y se agarró la pancita. No tenía manera de comprender lo que le estaba pasando. No tenía conciencia de que estaba muriendo a causa de la hemorragia interna que le provocaron las balas de Montoneros. Hacía poco había festejado su cumpleaños, y era un nene feliz. Un nene normal, que había pedido un helado de chocolate ese 6 de Diciembre de1977. Juan Eduardo Barrios había ido con su madre a pagar la factura de luz al Banco Provincia, y desde un Torino color naranja, una mujer con medio cuerpo asomado por la ventanilla y una ametralladora en las manos, disparó a ciegas contra el frente del Banco en Monte Chingolo, provincia de Buenos Aires.
Las balas hirieron a la gente que caminaba por el lugar y mataron al cabo 1º Herculano Ojeda, custodio del banco. Al verlo caer junto al poste de teléfono, la terrorista Marcela Oesterheld (conocida como "Mónica Chesterfield bajó del auto, arrojó nafta sobre el cuerpo del policía herido, le prendió fuego y huyó disparando otra ráfaga. Entre las víctimas quedaron tres heridos: uno de los cuales era Juan Eduardo Barrios...que murió antes de que nadie pudiese ayudarlo.
El atentado fue perpetrado por Montoneros, (esos que hoy se pasean por los estrados judiciales pidiendo PLATA Y VENGANZA), tristemente célebres por ese modus operandi que ya se había cobrado la vida de numerosos policías.
En el hogar Barrios se trabajaba 14 horas para que no faltase nada, y el padre de Juan Eduardo recuerda que él "era un chico muy alegre, era muy pícaro, él sabía la hora que yo llegaba de trabajar cuando volvía temprano y siempre salía corriendo a recibirme." La madre de Juan Eduardo, que vio morir a su hijo, nunca se recuperó del trauma y una gran parte suya también murió ese día.
Estas eran las vidas que el terrorismo cercenó durante más de 10 años.
14 de enero 1972: terroristas asesinan al oficial de policía Juan Roque Russo al sargento de policía Rómulo Salvatierra al sargento principal Néstor Godoy y al cabo Raúl Oscar Pereda....29 de Diciembre 1976 asesinan al Coronel Francisco Castellanos...El 15 de diciembre de 1976 terroristas asesinan con una bomba, a 14 personas... 6 de Diciembre de1977 terroristas asesinan a Juan Eduardo Barrios, un niños de tan solo 3 años de edad...Por los caidos a manos del terrorismo asesino de niños, asesinos de la población civil, asesinos de hombres valientes de todas las fuerzas, decimos:: “La muerte inmortaliza el nombre de los que se sacrifican por la comunidad…” . Ademas ALGO ES SEGURO:DEL COMBATIENTE, A SU TIEMPO EL PUEBLO DIRÁ: "Nosotros al verles, siempre diremos con admiración: He ahí; esos sellaron con su sangre y sus espadas la libertad de su patria y sus nombres irán de padres a hijos, de generación en generación.” www.porlamemoria-miguel.blogspot.com.ar
El 14 de enero de 1972 murieron el oficial Juan Roque Russo, el sargento primero Rómulo Salvatierra y el sargento principal Néstor Godoy a causa de la bomba que estaban intentando retirar del domicilio del ex Ministro de Justicia, Dr. Jaime Perriaux, en la calle Gelly y Obes de Barrio Norte (Cap. Fed). El cabo Raúl Oscar Pereda también recibió heridas de tal gravedad que le costaron la vida pocos días después de estar en estado crítico en el Hospital Churruca. La bomba de dinamita y fósforo había sido camuflada en un arreglo floral, pero la empleada de la familia Perriaux sospechó del paquete y dio aviso al portero del edificio, quien inmediatamente se contactó con los servidores del orden. Sin embargo, la organización terrorista FAL (Fuerzas Armadas de Liberación), logró su cometido: sesgar vidas inocentes y herir a otras 12. Rescatamos las palabras mencionadas en uno de los funerales: “La muerte inmortaliza el nombre de los que se sacrifican por la comunidad…”
Recordamos al Coronel Francisco Castellanos, que fue asesinado el 29 de diciembre de 1976 en Florida (Pcia. de Buenos Aires), por un comando terrorista de Montoneros, que le descargó una ráfaga de ametralladora cuando se trasladaba en auto a dos cuadras de su casa. También fue herido de gravedad su chofer, el soldado Alberto Gutiérrez. Un fin de año dolorosísimo para la Familia Castellanos que se repite año tras año al continuar impune este crimen.
El 15 de diciembre de 1976, una carga explosiva de 6 Kg. de Trotyl acabó con la vida de 9 personas. Otras 5 morirían durante los siguientes días, elevando el total de muertos a 14. Ese día, en el microcine de la Subsecretaría de Planeamiento del Ministerio de Defensa, el agente civil y terrorista infiltrado, Juan José Dios, asistía a la charla del Tte.Cnel. Carullo junto con las víctimas, entre las que había civiles, integrantes de las Fuerzas de Seguridad y Diplomáticos. Aprovechando un descanso para tomar café, el terrorista se retiró del lugar, dejando un maletín con explosivos debajo de la silla que ocupaba. Montoneros se atribuyó el atentado en Evita Montonera de Febrero de 1977, jactándose de que “Una vez más, los ojos oídos y brazos del pueblo llegan a los lugares donde los cipayos deberían sentirse seguros. Pero no es así, la decisión popular de luchar y vencer hace vulnerables todos los refugios de esta fuerza militar y económica de ocupación de nuestra patria”.
“Ay…” fue lo único que llegó a decir el nene de 3 años. Y se agarró la pancita. No tenía manera de comprender lo que le estaba pasando. No tenía conciencia de que estaba muriendo a causa de la hemorragia interna que le provocaron las balas de Montoneros. Hacía poco había festejado su cumpleaños, y era un nene feliz. Un nene normal, que había pedido un helado de chocolate ese 6 de Diciembre de1977. Juan Eduardo Barrios había ido con su madre a pagar la factura de luz al Banco Provincia, y desde un Torino color naranja, una mujer con medio cuerpo asomado por la ventanilla y una ametralladora en las manos, disparó a ciegas contra el frente del Banco en Monte Chingolo, provincia de Buenos Aires.
Las balas hirieron a la gente que caminaba por el lugar y mataron al cabo 1º Herculano Ojeda, custodio del banco. Al verlo caer junto al poste de teléfono, la terrorista Marcela Oesterheld (conocida como "Mónica Chesterfield bajó del auto, arrojó nafta sobre el cuerpo del policía herido, le prendió fuego y huyó disparando otra ráfaga. Entre las víctimas quedaron tres heridos: uno de los cuales era Juan Eduardo Barrios...que murió antes de que nadie pudiese ayudarlo.
El atentado fue perpetrado por Montoneros, (esos que hoy se pasean por los estrados judiciales pidiendo PLATA Y VENGANZA), tristemente célebres por ese modus operandi que ya se había cobrado la vida de numerosos policías.
En el hogar Barrios se trabajaba 14 horas para que no faltase nada, y el padre de Juan Eduardo recuerda que él "era un chico muy alegre, era muy pícaro, él sabía la hora que yo llegaba de trabajar cuando volvía temprano y siempre salía corriendo a recibirme." La madre de Juan Eduardo, que vio morir a su hijo, nunca se recuperó del trauma y una gran parte suya también murió ese día.
Estas eran las vidas que el terrorismo cercenó durante más de 10 años.
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